En vísperas de la marcha del 24 de marzo, trascendió una noticia que sacudió a todos los militantes, activistas y personas comprometidas con las libertades democráticas en general. Un atentado fascista, con una metodología muy similar a la que usaba la triple A y la dictadura militar del 76.
La agrupación de derechos humanos “Hijos”, conformada por hijos de desaparecidos, publicó un comunicado en el que denunciaron que la noche del 5 de marzo pasado, una militante sufrió un violento amedrentamiento.
La compañera llegó a su casa, donde había dos personas con armas que la esperaban dentro, habían forzado la cerradura. La ataron, la golpearon, la abusaron y la amenazaron de muerte. “No estamos acá para robarte, sino para matarte, nos pagan para eso”, le dijeron.
Comunicado de la Red Nacional de H.I.J.O.S.👇 pic.twitter.com/Xq1RQXkSM0
— H.I.J.O.S. Capital (@hijos_capital) March 21, 2024
Los sicarios habían hecho inteligencia previamente, tocando el timbre y averiguando datos sobre ella: cómo se vestía, cuándo entraba y salía, cómo se veía, fijándose si podían reconstruir sus movimientos cotidianos. Antes de irse, dejaron una inscripción en la pared, VLLC, las iniciales del lema favorito del Presidente: “Viva la libertad carajo”.
Escuchábamos el testimonio de un ataque gravísimo que recuerda, obviamente, a las peores épocas de la dictadura militar, a los métodos de la Triple A, al amedrentamiento por motivos políticos y a la persecución justamente, ni más ni menos, a una compañera que es hija de desaparecidos.
Milei contra el comunismo: sus fantasmas y la persecución ideológica
Este testimonio escalofriante nos impulsa a movilizarnos con todo el próximo 24 de marzo, pero también nos conecta a una discusión que está en la escena nacional y que atañe al discurso del presidente Javier Milei y su vicepresidenta, Victoria Villarruel.
La “batalla cultural” por borrar la memoria
Javier Milei sostiene que una de sus principales tareas es librar una batalla cultural contra el comunismo. Explica que, tras la caída del Muro de Berlín, el marxismo ha adoptado la doctrina gramsciana de pelea por la hegemonía, llevando adelante tácticas de infiltración mediante la cultura y la educación para inculcar el comunismo en la sociedad.
Bajo este discurso conspiranoico, La Libertad Avanza cuestiona de manera permanente cada una de las conquistas culturales que el movimiento de masas ha venido teniendo sobre el conjunto de la sociedad. Uno de ellas es el “Nunca Más”, la idea general de que nunca más en la Argentina podemos permitir el terrorismo de Estado, que se persiga a los que piensan distinto, que el genocidio sea una respuesta para aniquilar a quienes quieren transformar la realidad.
Dos marchas el 24 de marzo: ¿Esto sirve para derrotar a Milei?
Pero el cuestionamiento al Nunca Más, el negacionismo de la dictadura y la reivindicación solapada del genocidio viene enmascarado tras un discurso por la “memoria completa”, que busca igualas los crímenes de lesa humanidad con las acciones de la guerrilla durante los 70.
Así lo expresaba Villarruel durante el debate de vicepresidentes de cara a la última campaña electoral, cara a cara frente a Agustín Rossi.
Agustín Rossi: Te voy a repetir la pregunta, ¿vos querés la libertad de los genocidas que están hoy cumpliendo condena?
Victoria Villarruel: ¿Y con los que están cumpliendo hoy condenas por la justicia y los que están en prisión preventiva hace 10 años, qué hacemos? ¿Se las hacés pagar por adelantado?
Agustín Rossi: Son decisiones de la Justicia…
Victoria Villarruel: ¡No son decisiones de la Justicia, tenemos pactos internacionales que no permiten más de tres años de prisión preventiva, estás violando los derechos humanos!
En sintonía con este discurso, se especuló durante los últimos días con la posibilidad de que el gobierno de Milei, en pleitesía a Villarruel y a los acuerdos que hay en el frente del gobierno, lleve adelante alguna ley que aminore las penas de los genocidas, dándoles la posibilidad de la prisión preventiva a aquellos mayores de 70 años.
Llevar adelante una medida así en pleno aniversario de la dictadura militar representaría una provocación al movimiento de masas y los organismos de derechos humanos, pero no sería raro teniendo el antecedente de que el pasado 8 de marzo, el mismo día que miles de mujeres se movilizaron al Congreso de la Nación por el Día Internacional de Las Mujeres, el Ejecutivo anunció un el cambio de nombre para el Salón de las Mujeres en el Congreso Nacional.
Esta semana hubo otro hecho que despertó suspicacias al respecto. Fue la participación de Luis Petri, ministro de Defensa, con familiares de genocidas condenados en un acto negacionista realizado en el Círculo Militar.
Allí se habló de una supuesta “demonización de las fuerzas armadas que actuaron en la década del 70”. El ministro de Defensa se fotografió junto a Cecilia Pando, titular de la agrupación negacionista Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina, y un grupo de mujeres que piden liberar a represores de la última dictadura militar.
Según publicó el portal de Roberto Navarro, “El Destape”, “el Gobierno nacional está preparando un mensaje con una visión negacionista de los crímenes cometidos por la junta militar en la última dictadura. Este relato se haría público el domingo 24 de marzo, el día de la memoria por la verdad y la justicia. Para esto, estarían trabajando en conjunto con el ex secretario de inteligencia de estado, Tata Yofre, y el ex integrante de Montoneros, Luis Labra”, un personaje que se presenta en los canales de televisión negando la cifra de los desaparecidos, al igual que lo hizo Milei en varias ocasiones.
Una de ellas, en el debate de candidatos a presidente previo a las elecciones generales:
“Estamos absolutamente en contra de una visión tuerta de la historia. Para nosotros, durante los 70 hubo una guerra, y en esa guerra las fuerzas del Estado cometieron excesos y por tener el monopolio de la violencia, les valió todo el peso de la ley, pero también los terroristas de Montoneros y los terroristas del ERP mataron gente, asesinaron gente, torturaron gente, pusieron bombas, un desastre, y también cometieron delitos de lesa humanidad”, decía en esa ocasión el Presidente.
Los terroristas del ERP también cometieron delitos de lesa humanidad. Esta idea de los dos demonios, esta idea de plantear que lo que ocurrió en los 70 fue una guerra. Bueno, no fue una guerra, lo que hubo fue un genocidio, como lo llegó a reconocer hasta el propio dictador Jorge Rafael Videla, citado en el famoso libro El dictador, de María Seoane.
“No, no se podía fusilar. Pongamos un número, pongamos cinco mil. La sociedad argentina, cambiante, traicionera, no se hubiere bancado los fusilamientos: ayer dos en Buenos Aires, hoy seis en Córdoba, mañana cuatro en Rosario, y así hasta cinco mil, 10 mil, 30 mil. No había otra manera. Había que desaparecerlos. Es lo que enseñaban los manuales de la represión en Argelia, en Vietnam. Estuvimos todos de acuerdo. ¿Dar a conocer dónde están los restos? Pero ¿qué es lo que podíamos señalar? ¿El mar, el Río de la Plata, el Riachuelo? Se pensó, en su momento, dar a conocer las listas. Pero luego se planteó: si se dan por muertos, enseguida vienen las preguntas que no se pueden responder: quién mató, dónde, cómo.” (El dictador, María Seoane)
El máximo responsable del golpe de Estado, Jorge Rafael Videla, reconoce como posibilidad el número de 30.000 desaparecidos, y además reconoce que hubo un genocidio porque “no había otra manera” para derrotar al movimiento de masas que en los 60 y 70 se alzaba en toda al región.
Una generación de jóvenes, trabajadores y sectores populares que, influenciados por la revolución cubana, por el Cordobazo, el Mayo Francés y las luchas antiimperalistas quería cambiar el mundo. Quería transformar sus condiciones de vida. Había que destruirlos, había que defender los intereses del capitalismo concentrado, los mismos intereses que defendió Martínez de Hoz con su plan económico, con el endeudamiento masivo y la destrucción de las condiciones de vida de los sectores populares, y que tiene gran parecido con el plan económico que defiende Javier Milei.
El número de 30.000 detenidos desaparecidos es una estimación hecha por investigadores y luchadores de los Derechos Humanos, pero también representa una consigna política, luchar hasta conseguir justicia por cada uno de los compañeros asesinados.
Ningún genocidio tiene la lista completa de los asesinados, porque los los genocidas en el poder ocultan estas cifras, los métodos y los principios de los crímenes, como lo explica el mayor genocida de nuestra historia reciente nacional: Jorge Rafael Videla.
Milei ataca la democracia por derecha
En un fragmento muy difundido de una entrevista en TN, una periodista interpela directamente al Presidente, preguntándole si cree en la democracia.
Periodista: ¿Usted cree en la democracia?
Javier Milei: Digamos… Yo creo que la democracia tiene muchísimos errores.
Periodista: ¿Pero usted cree en el sistema democrático?
Javier Milei: ¿Yo puedo contestarte con una pregunta?
Periodista: Es importante la pregunta, requiere una respuesta contundente, ¿Cree o no cree en el sistema democrático? Es fácil la pregunta, ¿cree o no cree?
Javier Milei: Pero… digamos…
Los marxistas criticamos el sistema democrático por izquierda, porque planteamos que esta es una democracia capitalista, donde el poder se intercambia de manos pero siempre en defensa de los intereses de la burguesía. Luchamos por una democracia de los trabajadores, diferente a la actual, que es, en última instancia, una verdadera democracia de la mayoría.
A su vez, defendemos con uñas y dientes la democracia frente a los ataques que vulneren las libertades democráticas como el derecho a huelga, a la libertad de expresión, así como las conquistas sociales y políticas que, aún siendo el capitalismo un sistema desigual, la democracia garantiza.
Javier Milei, por su parte, critica la democracia por derecha. Justamente por representar, estas conquistas democráticas y sociales, un obstáculo para hacer valer sin ataduras los intereses del capital.
Milei pretende la destrucción de los sindicatos, de las organizaciones sociales y los partidos de izquierda. La limitación del derecho a huelga y a la libertad de expresión. Pretende transformar el régimen político de nuestro país para llevar adelante cambios irreversibles y regresivos sobre la estructura social, laboral y económica.
El gobierno de Javier Milei es un proyecto bonapartista. Lo hemos dicho muchas veces aquí en nuestros informes en Resistencia Online. Es un gobierno que busca, a partir de su relación directa con sus votantes mediante las redes sociales, del apoyo a su programa, pasar por encima de las instituciones democráticas, destruir las condiciones de vida de la población y generar un cambio liberalizador irreversible en la Argentina.
“No negociamos el cambio. Vamos a cumplir la promesa que le hicimos a la sociedad, con o sin el apoyo de la dirigencia política. Lo haremos con las herramientas que nos puedan brindar o lo haremos únicamente con los resortes legales del poder ejecutivo, como venimos haciendo hasta ahora, porque nosotros, cuando nos encontramos con un obstáculo, no vamos a dar marcha atrás, vamos a seguir acelerando” (Discurso presidencial durante la apertura de las sesiones legislativas del 1° de marzo)
Como lo anunció el propio Presidente, este no es un Gobierno normal que respete los canales institucionales. Es una amenaza directa a nuestras libertades democráticas. Una expresión política que está dispuesta a avanzar atropellando cada una de las instituciones de la democracia para aplastar las conquistas del movimiento obrero y popular.
El gobierno de Milei tiene esta metodología, no frena frente al reclamo social, no frena frente a la oposición parlamentaria, no frena ante los reclamos a la justicia, acelera. Eso implica también que del otro lado tengamos en cuenta que las movilizaciones y la lucha tienen que dar un paso más en su endurecimiento. Ya no basta con tomar las movilizaciones como simples ejercicios de expresión simbólica, tenemos que pensar en exigirle a la CGT un nuevo paro general que afecte la producción con la fuerza del conjunto de la clase trabajadora que está harta del ajuste de esta argentina invivible.
El 24 de marzo ¡todos a las calles!
Este 24 de marzo, vamos a reivindicar la memoria de nuestros compañeros detenidos y desaparecidos durante la última dictadura militar, pero también vamos a luchar por las libertades democráticas que necesitamos para conquistar el mejoramiento de nuestras condiciones de vida y frenar el brutal ajuste de Milei.
Rodolfo Walsh decía que “las clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas”.
Marchemos este 24 de marzo para recuperar nuestra memoria, para levantar nuestros mártires y para unir el hilo rojo de esa lucha que dieron los compañeros por cambiar esta sociedad de raíz.