Recientemente tuve una discusión con un compañero de un pequeño grupo trotskista como el nuestro. Yo le planteaba que la izquierda debía centrar sus fuerzas en explicar porque Milei agravaría la ya terrible situación que vivimos los trabajadores, que seguido a eso se debía explicar que el ajuste del peronismo fue completamente funcional al avance de la extrema derecha, pero que lo central es hacer todo lo posible porque no gane Milei.
Como era de esperar me acusó de querer que gane Massa. ”¿Vos no sos socialista? ¿Defendés algo de la situación presente en el capitalismo o pensás que hay que cambiarlo todo? Presento esta discusión que no tiene ninguna relevancia en los acontecimientos presentes, porque encierra un conjunto de elementos muy profundos para discutir entre quienes queremos cambiar la realidad a favor de los de abajo en general y para los trotskistas en particular.
“Si te centras en pegarle a Milei, sos funcional a Massa”
Mi planteo en esa discusión y ahora es completamente claro y nítido. El grupo en el que milito, Resistencia Socialista es parte del Frente de Izquierda y milita para que los trabajadores y sectores populares lo voten.
Ahora, la situación en la que están los trabajadores, a la que irían si ganase Massa o la que tendrían bajo un gobierno de Milei y Villarruel es distinta. En todos los casos hay ajuste, entrega de los recursos naturales, represión y todo tipo de ataques a los trabajadores. Sin embargo, las proporciones, la intensidad y la velocidad de esas medidas son completamente distintas. Milei representa un peligro aún mayor para los trabajadores que un nuevo gobierno peronista.
¿Es lo mismo para un trabajador del Conicet, estar precarizado, cobrar mal que directamente cierre su fuente de trabajo?
¿Es lo mismo para un trabajador de Télam? ¿Del Inca? ¿De los diferentes ministerios? ¡A veces resulta increíble las cosas obvias que hay que discutir en la izquierda!
Esto no significa que el peronismo no reprima, ni ajuste, ni haya sido el responsable del asesinato de activistas entre sus presidencias ni que no responda a la burguesía. Significa que por su fisonomía política, el peronismo es un partido-movimiento-identidad de bases populares organizadas que tienen un programa reivindicativo. Esto le genera cierta presión para tener que dar concesiones a los trabajadores o mediar las medidas más antipopulares. Mientras no profundicemos en el estudio y la comprensión del peronismo, vamos a repetir viejos errores que lo único que van a generar es que se vuelva a fortalecer.
Entonces, si Massa les devuelve a los trabajadores una parte del IVA y nosotros decimos que es igual que Milei, ¿les parece que avanza Massa o nosotros en materia de influencia con esos sectores?
Además, las bases del peronismo son en general las que junto a la izquierda han protagonizado las movilizaciones más importantes de los últimos años que han marcado la lucha de clases y la política argentina: la movilización contra el 2X1 a los genocidas, por justicia para Santiago Maldonado, el 14 y el 18 de diciembre, etc. Esto plantea que la influencia que la izquierda tenga entre estos sectores es completamente nodal en el curso de las luchas y enfrentamientos que están por venir.
Entonces, si Massa les devuelve a los trabajadores una parte del IVA y nosotros decimos que es igual que Milei, ¿les parece que avanza Massa o nosotros en materia de influencia con esos sectores?
¿Se puede no ser funcionales a nadie?
Por otro lado, el peso de la izquierda y su imposibilidad para darle a los trabajadores una salida inmediata de gobierno, generan que sea difícil no ser funcional a algunas de las coaliciones del sistema.
Ya sucedía esto cuando nosotros, en ese momento dentro del Nuevo MAS, planteamos que debíamos llamar a tirar abajo el gobierno de Macri con la movilización popular, como se hizo en el 2001 con la presidencia de Fernando De La Rúa.
En ese momento, militantes del PO y el PTS nos decían: “Ustedes hablan de tirar abajo a Macri, eso significa que vuelva Cristina. Eso es una consigna kirchnerista”. Nosotros les respondíamos: “No querer echar a Macri en un contexto en el que se puede ir antes es querer que Macri se quede”.
De lo que se trata no es de evitar favorecer a algún bando de los políticos del sistema, de lo que se trata es que crezca la organización de los de abajo y se extiende la influencia de la izquierda.
A quienes les planteamos esto, en general nos contestan: “Compañero, pero la clase obrera no está derrotada, imaginen si quieren cerrar el Conicet, seguramente lo evitaríamos”. Compañeros, nadie deja el auto abierto, porque la mayoría de las veces nadie se lo roba. Difícilmente se extienda la influencia de la izquierda entre los trabajadores, si les planteamos que no hay problemas con correr riesgos porque se los podrá afrontar. Para los trabajadores nuestros análisis y polémicas no son importantes.
Ellos tienen la preocupación de sus puestos de trabajo que es su sustento y el de sus familias. Hoy en día, un partido de izquierda tiene más presión de que otro grupo los acuse en Filo y Letras de La UBA de ser “funcional al kirchnerismo”, a que los trabajadores les plantean la necesidad de no quedarse en la calle.
¿No defendemos nada de lo que hay?
Parece que la izquierda tuviese un problema con la lógica aristotélica. Este compañero me planteó: “Si sos socialista no podes bancar un presente capitalista”. Es el típico análisis de si P entonces Q. Pero los marxistas no estamos con esta lógica, somos dialécticos. No porque nos guste hacernos los sofisticados, si no porque así no es la vida. No hay P en una situación solamente. Una situación, una coyuntura una persona es P y NO P al mismo tiempo y de diferentes maneras. Nosotros, los marxistas partimos de la contradicción.
Claro que defendemos cosas del presente. Defendemos la posibilidad de organizarnos, defendemos lo que sobrevive de salud y educación pública, defendemos la posibilidad las conquistas del movimiento feminista y las victorias culturales y judiciales que tuvieron los organismos de Derechos Humanos contra los genocidas de la última dictadura militar. Todo eso está más en cuestionamiento bajo un gobierno de Milei que uno de Massa.
¿Podrán?
Tanto a nivel nacional como internacional, lo que avanza es la extrema derecha y ese es el desafío de la izquierda revolucionaria. Convertirse en quienes organizan la resistencia ante los ataques de estos movimientos en Argentina y en todo el mundo. Este es claramente un momento defensivo y si la izquierda logra sortear esta prueba de la lucha de clases, tal vez sea quién capitalice las frustraciones que el capitalismo le genera a las masas de laburantes en todo el mundo, algo que claramente no fue así en esta oportunidad.
Para despedirme les dejo una conocida analogía de Trotsky que tal vez pueda ayudar en algo a la discusión que hay en la izquierda actualmente.
“Si uno de mis enemigos me envenena cada día con pequeñas dosis de veneno, y otro quiere darme un tiro por detrás, yo arrancaré primero el revólver de las manos del segundo, lo que me dará la posibilidad de terminar con el primero. Pero esto no significa que el veneno sea un ‘mal menor’ en comparación con el revólver”