Por María Paula Ziallorenzo (bioquímica de guardia del Hospital de Niños “Sor María Ludovica”) y Cecilia Quintana (residente de Psicología del Hospital Dr. Alejandro Korn, integrante de la Posta de Salud y Cuidado, y parte de la Lista 5 Multicolor, oposición en CICOP).
Miles de trabajadores de hospitales, centros de salud y demás instituciones públicas de salud de la Provincia de Buenos Aires se reunieron en el Hotel Provincial de la Ciudad de Mar del Plata. Presentaron investigaciones y relatos de experiencias en los lugares de trabajo. Kicillof, Kreplak y demás funcionarios del gobierno dieron discursos de cara a la candidatura del gobernador para las elecciones de este año. ¿Pero cuál es la realidad de lxs trabajadores de salud?
Del lunes 28 al miércoles 30 de abril se llevó a cabo el COSAPRO. En un contexto de profundización del ataque a los derechos básicos de las personas, especialmente la salud, así como la educación, es importante generar instancias en donde nos podamos encontrar los actores del sistema de salud de la provincia y podamos hablar sobre su transformación, así como las necesidades de les trabajadores y usuaries.
Respecto al Congreso, el temario abarcaba los ejes Salud de los Trabajadores, Infraestructura Sanitaria y Mantenimiento Hospitalario, Construcción de la Red Bonaerense, Rol de la Atención Primaria y Salud Comunitaria, Política Provincial de Fuerza Laboral, Abordaje integral de las violencias en salud y la Agenda de la Epidemiología versus el Negacionismo Nacional, en línea a los objetivos que se propone el PLAN QUINQUENAL 2022-2027, propuesto por el gobierno provincial de Axel Kicillof con Kreplak y otros a la cabeza del mismo.
Durante los tres días, se expusieron cientos de presentaciones, en su mayoría relatos de experiencias de su labor cotidiana, así como investigaciones, proyectos de investigación, propuestas de nuevos dispositivos y modos de abordaje de la salud desde una perspectiva integral, con base en lo público. Con una gran composición de jóvenes, en su mayoría residentes, el congreso se llenó de producciones en dónde se destacó la importancia de defender la salud pública, y el repudio a las políticas de ajuste que la amenazan, no solo las que se dan a nivel nacional, sino las que dependen de la provincia (como la falta de presupuesto para aplicar la ley de salud mental, el faltante de insumos en hospitales y centros de salud).
Por otra parte, tuvieron lugar paneles y charlas encabezados por funcionarios del gobierno actual como el Ministro Nicolas Kreplak, Daniel Gollan, Mario Rovere y Roberto Salvarezza entre otros. Es que el congreso tuvo una fuerte impronta política, denunciando al gobierno de Milei y su plan de motosierra, introduciendo, al ser año electoral, la candidatura de Kicciloff como alternativa. Se hizo hincapié en los ataques que lleva adelante el gobierno nacional y se mostraron las políticas de la provincia, llamando a construir la salud pública únicamente desde el esfuerzo de los trabajadores. Obviando nuestras condiciones laborales, la problemática de infraestructura e insumos que lejos de ser exclusivas de la nación, impactan de lleno en la PBA
Junto a quienes conforman áreas de gobierno, decanos de universidades, directores de hospitales y de programas estatales, también participaron como panelistas referentes de la conducción de sindicatos afines al gobierno provincial (ATE y CICOP), en un gesto más que elocuente respecto a su posicionamiento frente al escenario electoral.
UNA ÉPOCA OSCURA DE MOTOSIERRA
Que nos encontramos en un contexto de ajuste, es algo ya sabido. Desde que Javier Milei asumió la presidencia en diciembre de 2023, implementó un plan económico de ajuste fiscal agresivo, conocido como la “motosierra”, que se propone la destrucción de las conquistas de los derechos de lxs trabajadores. Este plan incluyó la eliminación de ministerios, despidos masivos de empleados públicos y recortes presupuestarios en áreas clave como salud, educación y pensiones.
En el ámbito de la salud, los recortes fueron profundos, afectando programas como los de prevención del VIH, instituciones como el Instituto Nacional del Cáncer, disminuyendo la cobertura de medicamentos de los sectores más vulnerables, como los jubilados. Sumado a todo esto, se lleva adelante el vaciamiento de hospitales como el Garrahan, que vienen enfrentando despidos y recortes salariales.
El gobierno de la violenta motosierra de Milei ha resultado en un aumento de la pobreza y la indigencia, con más de 15 millones de personas en situación de pobreza y un incremento de la informalidad laboral, lo que agrava la crisis sanitaria. Esa misma población a la que atendemos en los hospitales, que no tiene para comer, que vive en casas precarias, y que sufren más que nadie los ataques.
UNA POLÍTICA DE LA RESIGNACIÓN
¿Y en la provincia como estamos? Después de un año de “paritarias”, en dónde la propuesta del gobierno siempre fue por debajo de la inflación, los trabajadores de la provincia somos más pobres. A pesar de los aumentos salariales otorgados, los estatales hemos perdido aproximadamente un 40% de nuestro poder adquisitivo desde la asunción de Milei hasta abril de 2025, debido a que los incrementos salariales no han superado la inflación acumulada. Y tenemos que recurrir cada vez más al pluriempleo, cuestión que muchas veces nos confronta con la impotencia de querer apostar a la salud pública y de calidad, pero teniendo que salir corriendo a otro laburo.
A eso se suma la situación de los becados de la provincia, aproximadamente 20 mil, que trabajan sin derechos.
Sumado a eso, venimos viendo que los casos que atendemos son cada vez más complejos, y la demanda, más numerosa. El contexto que vivimos impacta duramente en nuestros pacientes, y las guardias y consultorios rebalsan de demandas.
Con este panorama, quedan en abstracto y lejanos para la gran mayoría de trabajadores los escenarios ideales con los que sueña el plan quinquenal. Es que resulta muy difícil articular cambios en las prácticas y modelos de organización en instituciones con trabajadores extenuados, y sin ámbitos seguros donde discutir nuestras problemáticas, donde plantear reclamos, donde intercambiar perspectivas. ¿Se pueden dar grandes transformaciones del sistema sanitario sin una base mínima de bienestar de quienes lo llevan adelante? ¿Es lógico exigirle a trabajadores de la salud crecientemente precarizados que den un servicio cada vez mejor a la población? Entonces una de dos: o tenemos un pensamiento tecno burocrático que cree que las transformaciones se dan puramente gracias a la gestión y planificación de proyectos para los sistemas, o asumimos que el sistema de salud es un sistema SOCIAL, en donde el bienestar material impacta en las subjetividades de los sujetos que llevan adelante los cambios. TIENE que haber lugar para la crítica.
En el Congreso, referentes sindicales blanquearon hacia los trabajadores que representan que con el modelo productivo que tenemos, la economía primarizada, no es posible aumentar el financiamiento de sueldos de estatales. Pero, la función de un gremio ¿Es alinearse a un gobierno de turno y reproducir su discurso como gestión, o bien mantener la independencia política para poder organizar a los trabajadores y realizar los reclamos cada vez que corresponda, sea cuál sea el color? Este argumento, más que una realidad objetiva e inamovible, es una posición política que llama a los trabajadores a seguir soportando el ajuste, resignandose.
Por si quedaban dudas de la alineación de la conducción del sindicato con el gobierno provincial, ese mismo fin de semana, se inauguró la sede del gremio en Mar del Plata, sin que la mayoría de sus afiliados se enteren ni fueran invitados, pero con Nicolás Kreplak.
Si hay problemas en la asignación presupuestaria para aumentar salarios, como dijeron referentes del gremio en el Congreso , debemos poder conocerlos en profundidad y discutirlos, para poder pensar alternativas. Que se abran los debates que se dan a puertas cerradas en la paritaria. Para eso, es necesario que empecemos a exigir asambleas conjuntas de todos los trabajadores en los hospitales y centros de salud, ya que hoy está más que claro que luchar por nuestros derechos laborales va de la mano de discutir el modelo de país que queremos.
La plata que falta en los hospitales es la que se destina al pago con intereses de la deuda externa, de la cual todos los gobiernos tienen responsabilidad. Kicillof por su parte, tomó deuda por 1.295 millones de dólares para pagar peso por peso la deuda contraída en el gobierno de Vidal… deuda para pagar deuda, pero ni uno de esos pesos destinados a salud, educación o vivienda. Los sindicatos alineados con el gobierno provincial, no dicen nada de esto, denuncian de palabra a Milei pero no llaman a movilizarse contra el nuevo acuerdo con el FMI, que como sabemos, implica siempre ataques a los trabajadores y mayor dependencia.
Por su parte la conducción de nuestro gremio, CICOP (lista 1-3) no convocó, adhirió ni permitió llevar la bandera de las seccionales (Ej. seccional Ludovica) a la gran Marcha Federal de Salud del día 27 de febrero a la que convocaba un enorme listado de organizaciones. (Entre ellos los despedidos del Posadas, despedidos del Ministerio de Salud, despedidos del Somer, Federación Argentina LGBT+, Comisión Provincial de Residentes, residentes y concurrentes de CABA y Garrahan, Frente Nacional por la Salud de las Personas con VIH, Hepatitis y Tuberculosis, varias seccionales de CICOP, entre otras muchas). Solo una muestra de su rol, lejos están de querer organizar la fuerza de quienes sostenemos los hospitales y centros de salud.
ESPERAR PARA… JUNTAR FUERZAS?
En el congreso, el gobierno de unión por la patria se aseguró de dejar en claro que la única esperanza es la acumulación de fuerza política para ganar las próximas elecciones.
¿Pero, realmente esperar nos hace más fuertes? Los ejemplos de lucha parecieran demostrar lo contrario. En octubre del año pasado, los trabajadores del Hospital Bonaparte recibieron la noticia del cierre del mismo, y respondieron reuniéndose en el mismo y tomándolo, llamando a la comunidad a defenderlo. El enorme apoyo que lograron impidió el cierre y le dió una lección a Milei: dónde hay ataque hay resistencia. Los gremios que se encuentran en el mismo tuvieron que adherir a las movilizaciones, yendo más allá de su ubicación al inicio, que buscaba la contención. En enero, nuevamente sufrieron el ataque de 200 despidos, sumados a la no apertura de cargos para la Residencia Risam que funciona en la sede, apuntando así a vaciar al hospital, para luego cerrarlo. Un ataque profundo a la salud mental de conjunto, junto al avance de un discurso manicomialista. Pedirles paciencia y esperar a 2027 suena, de mínima, canalla.
Por otro lado, 10 de abril, la CGT y CTAs convocaron a un paro general, y aunque no llamaron a movilizar y fue aislado, quedó demostrado que somos los trabajadores quienes generamos la riqueza.
No podemos esperar ni depositar las esperanzas en la vía electoral para que gane el peronismo. Necesitamos recuperar nuestras herramientas de organización y llegar a los trabajadores que aún no se suman a las marchas, pero que mastican bronca, unirnos con los trabajadores de otros sectores que están en lucha y seguir exigiendo paro general y un plan de lucha acorde a este ataque.