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    La conquista del pan en Argentina

    Las declaraciones de Javier Milei sobre el mercado perfecto y la insensibilidad al referirse a “la gente que se muere de hambre” chocan brutalmente con la dura realidad se vive en los barrios populares. En un país que produce y exporta alimentos es inadmisible que haya gente que pase hambre. La conquista del pan es una tarea inmediata.

    Ciudadano: ¡La gente no llega a fin de mes, Presidente!

    Javier Milei: Si la gente no llegara a fin de mes se estaría muriendo en la calle, y eso es falso…

    El capitalismo tiene una gran contradicción fundamental. Marx lo desarrolla muy bien en sus escritos, en el Manifiesto Comunista, pero también en particular en El Capital. La motivación de la producción en el capitalismo no es la satisfacción de las necesidades humanas, sino obtener ganancias privadas mediante la venta de esos productos en el mercado.

    “Quieren instalar que los movimientos sociales son organizaciones criminales”

    “Las relaciones entre los productores, en las cuales se hacen efectivas las determinaciones sociales de sus trabajos, revisten la forma de una relación social entre los productos de su trabajo”. Es decir que en el capitalismo pareciera que en la producción hay relaciones sociales entre cosas en lugar de relaciones de exploración entre personas

    Si el mercado deshumanizante hablara, probablemente sus palabras se asemejarían a las de nuestro presidente en el discurso que brindó recientemente en Estados Unidos: “Las externalidades en consumo son para evitar un problema de circularidad en la resolución del problema de equilibrio general. ¿Ustedes creen que la gente es tan idiota que no va a poder decidir? Va a llegar un momento en que se va a morir de hambre, por lo tanto, va a decidir, de alguna manera, hacer algo para no morirse… Entonces, no necesito que alguien intervenga para resolverme la externalidad del consumo porque, a la postre, alguien lo va a resolver”.

    El capitalismo genera la insólita e irracional situación de que el trabajador de una fábrica de zapatillas no tenga dinero para comprarse un buen par. También genera que, en un país donde se produce alimentos para 400 millones de personas, que exporta maíz, soja, trigo, leche y carne, los precios de los alimentos sean excesivamente altos y la gente pase hambre.

    Los dichos del Presidente son coherentes con su ideología. Sugieren que la retención de seis mil toneladas de alimentos que mantienen en galpones de Villa Martelli y Tafí Viejo, en la provincia de Tucumán, es intencional. De la misma manera, es intencional el ajuste a los comedores populares y persecusión a los movimientos sociales. Medidas que van en el sentido de eliminar completamente la asistencia del Estado a los sectores más vulnerables.

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    El vocero presidencial, Manuel Adorni, había dicho que el Gobierno apelaría el fallo que imputa a Petovello por incumplimiento de deberes de funcionario público, y se atrevió a decir que ningún alimento tenía fechas de vencimiento próximas, lo que se demostró falso, causando una reciente crisis en el Ministerio de Desarrollo Social y precipitó la salida del número 2 de Petovello, Pablo De la Torre.

    “El Presidente dice que no hay muertos de hambre, que no se mueren en la calle. ¿Qué quiere, verme muerta en la calle? No va a faltar mucho, porque tomo mate, y prefiero tomar mate y que mis hijos coman…”. Esta era la reacción de una mujer que, desesperada, clamaba en los medios por que el Gobierno reparta los alimentos acopiados.

    Según denunció el dirigente social Juan Grabois, hay en los galpones un stock de 339.867 kg de leche en polvo que vencen en julio, y el Gobierno todavía no presentó el cronograma de entrega. El dirigente social cerró su posteo con un pedido categórico: “¡Repartan la comida, sinvergüenzas!”.

    Antes de que Milei sea electo presidente, ambas personalidades habían desarrollado en el plano del debate ideológico los argumentos que hoy chocan en la práctica. 

    Juan Grabois: Hay otras formas de cohesión que no son una pistola en la cabeza. El consentimiento no solamente se rompe frente a una situación de vida o muerte, hay muchas cosas que llevan al ser humano a hacer cosas contra su libre voluntad.

    Javier Milei: ¿Y entonces por qué las hace? ¿Por qué va a ir contra sus propias preferencias? ¿Quién soy yo para determinar que no es lo suficientemente capaz para saber qué es lo que quiere?

    Juan Grabois: – Pero no es un tema de capacidad… Si vos tenés que elegir entre no comer y ser explotado durante 18, 14 o 10 horas, yo elegiría ser explotado, pero esa no es mi voluntad…

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    Javier Milei:– ¿Cómo que no? También podés elegir si querés morirte.

    Juan Grabois: ¡Pero yo no quiero la horca ni la guillotina, quiero la libertad!

    Javier Milei: ¿Sabés lo que pasa? A mi me gustaría que me paguen un millón de dólares por día, pero no lo paga nadie y no me siento explotado por eso…

    Quitar la asistencia social, atacar a los movimientos que ayudan a los pobres, reformar las leyes laborales para aumentar la explotación. El objetivo del Gobierno es que los trabajadores sean aplastados por las las leyes del mercado aumentando las tasas de explotación. Como bien dice Grabois, elegir entre morir de hambre y ser superexplotado no es de ninguna manera una elección libre.

    Bajo la máscara de una ideología que sostiene que el mercado es perfecto y se regula solo se esconden las relaciones sociales de explotación entre trabajadores y capitalistas. Lo que se impone irrestrictamente cuando el Estado retira derechos y asistencia social son los intereses voraces de los explotadores.

    Milei dice que, ante la eventualidad de morir de hambre, la gente “va a hacer algo”. Pero podría ser que ese algo no fuera dejarse explotar dócilmente 18 horas diarias por un salario miserable. Quizás decidan “hacer algo” y provocar un estallido social como el que, en 2001, terminó con la carrera política de Fernando de la Rúa.

    La conquista del pan

    A los 16 años leí los primeros libros que me acercaron al socialismo. Uno de ellos fue La conquista del pan, del anarquista ruso Piotr Kropotkin, publicado por primera vez en Francia en 1892.

    Hoy me considero marxista y socialista y tengo muchas críticas al pensamiento anarquista, en particular en lo que respecta a la estrategia. Sin embargo, hay una motivación en ese libro que me sigue conmoviendo, y algunas frases me quedaron sensiblemente grabadas.

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    Kropotkin supone que en la futura revolución el mercado se detendrá. Por lo tanto, el hambre supondrá un problema que debe ser resuelto inmediatamente para que los insurrectos no sean derrotados. El anarquista propone que los revolucionerios inmediatamente se hagan con los stocks de mercadería, se realicen inventarios y se suministren alimentos de manera inmediata.

    “Nuestra tarea específica consistirá en obrar de manera tal que desde los primeros días de la revolución y mientras ésta dure no haya un solo hombre en el territorio insurrecto a quien le falte el pan”, escribe el anarquista. Y muestra cierta indignación con los dirigentes políticos insensibles a esta necesidaddn inmediata: “¡Que otros se ocupen de lanzar circulares con prosa brillante!”.

    Hoy sentimos esa misma indignación hacia muchos dirigentes que, mientras dan encendidos discursos opositores, evitan convocar de manera inmediata a medidas para revertir la política de hambre del Gobierno y exigirle que solucione de manera inmediata la miseria que se acrecienta en los barrios populares.

    Parafraseando a Kropotkin, nuestra tarea específica debería consistir en obrar de manera tal que, en un país que produce alimentos para 400 millones de habitantes, nadie pase hambre. Nuestra lucha es por la conquista del pan y por todos nuestros derechos.

     

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