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    No era lluvia, eran lágrimas libertarias

    La semana que está terminando fue depresiva, tanto climática como políticamente. El oficialismo avanzaba sin pausa al Pacto de Mayo con los gobernadores, esto le permitiría mayores grados de acuerdo con el FMI y eventualmente algún desembolso extra que le posibilitaría mayor estabilidad para continuar con el ajuste. Mientras tanto los precios de los alimentos seguían subiendo y todos notamos como nos quedábamos sin plata al poco tiempo de cobrar. Como si todo eso fuese poco, varios días llegamos empapados a trabajar y probablemente el lunes, hayas tenido que meter la pata entera en una calle inundada para hacerte explotar en medio de la tormenta. 

    Sin embargo, una interna en las alturas nos abrió una posibilidad de dar vuelta el partido. Victoria Villarruel llamó a sesión en el Senado e incluyó en el temario el tratamiento del DNU. Obviamente sabía que podía perder la votación y eso fue lo que ocurrió. Alrededor de este hecho se tejieron todo tipo de hipótesis. En primer lugar se plantea que Macri y la Vicepresidenta preparan un golpe de palacio contra Milei. Esta teoría tiene sus peligros. En general, quienes no quieren echar a Milei con la movilización popular argumentan que es mejor no luchar tanto, porque “vendría Villarruel”. Esto menosprecia el hecho de que si se lograse expulsar de la presidencia al neo fascista que la ocupa, la correlación de fuerza con el Gobierno quedaría bastante más a la izquierda que en la actualidad. 

    Sea por una conspiración macrista, sea porque legalmente Villarruel no podía seguir evadiendo el llamado a la sesión en el Senado para tratar el DNU, la derrota se hizo efectiva y ahora a nosotros, a los trabajadores organizados, a los que movilizamos desde el primer cacerolazo contra este DNU y los que le pusimos el pecho a Ley Ómnibus, se nos abre una oportunidad. Hay que empezar a organizar un plan de lucha para empalmar con las sesiones en el Congreso cuando se discuta el decreto. 

    No tenemos que empezar por los porotos que tenemos y los que nos faltan. Ahora es tiempo de convencer a la mayor cantidad de habitantes de este suelo para que movilicen contra el DNU. A los radicales, cordobeses y pichetistas tibios que nos falten, los vamos a correr con una aplastante mayoría social en las calles. No empecemos con “y está difícil, la veo complicada”. Empecemos con “la marcha va a ser tal día y tenemos que llenar la plaza”. Empecemos con “¿para cuándo el paro general?”. Si no vemos la posibilidad que se nos abre, estamos condenados a perder y eso es que se sigan cerrando y privatizando empresas, que se restrinja el derecho a huelga y que básicamente nos volvamos esclavos. 

     

    Dejemos de joder con el derrotismo, cambiemos la cabeza y vamos con todo a la pelea histórica que nos espera.

     

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