Tras el éxito rotundo de “Post Mortem”, una gira en Latinoamérica y Europa; y el lanzamiento del EP “Ad Honorem”, Dillom vuelve a sorprendernos con el álbum “Por Cesárea”. Este, producido por Fermín Ugarte y Luis Tomás La Madrid, presenta un material altamente influenciado por las películas de terror con una narrativa que perturbará al oyente desde el comienzo hasta el final.
La crudeza de este nuevo lanzamiento se condice con la decisión de inclinarse al uso de instrumentos analógicos, muy diferente a lo visto en los inicios del cantante. En una entrevista para El Destape, Dillom dejó en claro que este álbum va de la mano con un sentido de madurez: “Tenía muchas ganas de pegar un salto evolutivo. Encarar algunas temáticas desde un lado más serio, más profundo, más complejo”
“La cesárea es como el primer trauma de alguien, que te saquen así de golpe de la panza. El disco tiene algo de sacarlo todo de golpe, de una”, explicó el cantante. Con 12 tracks acompañados por videos visualizer que contextualizan la oscuridad de la narrativa para una mayor inmersión, se deja abierta la posibilidad a la imaginación de cada persona para interpretar la obra.
El álbum, a pesar de narrar la historia de un personaje ficticio, está embebido con las vivencias de Dillom. Por ejemplo, en “últimamente” hay referencias a lo atravesado en su adolescencia bajo el cuidado de su madre, quien era adicta. Según el propio Dillom, la figura de las mujeres es vital a lo largo de toda la historia ya que el personaje pasa por situaciones traumáticas con la madre, que luego repercuten en la forma de relacionarse con su pareja.
En “La novia de mi amigo”, el protagonista conoce a una chica que lo “está volviendo loco” y no puede ver un futuro sin ella. Sin embargo, la relación termina en una ruptura: “Ya ni me mirás, ni siquiera un beso; si yo te doy asco, debe ser eso”. No obstante, esta obsesión se acrecenta en “cirugía”, donde el personaje busca, sin éxito, reconstruir el vínculo: “Nos descosimos, todavía me sangra esa herida”.
Ante el intento fallido de reconciliación, la ruptura lo destruye y, como reza la canción, se convierte en su “peor enemigo”. Acompañado con samples de trompeta cedidos por Andrés Calamaro, el tema narra cómo el personaje cae en un pozo depresivo del cual no encuentra salida y comienzan los pensamientos suicidas. La obsesión y la paranoia son temas constantes en todo el álbum. En “(mentiras piadosas)”, con la colaboración de Broke Carrey, entra en la necesidad de “destruirlo todo” y en un autoconvencimiento de que la chica “es para él”.
“La carie”, que comienza con Lali recitando el primer verso de “plegaria desvelada”, de María Elena Walsh, es una reflexión sobre la búsqueda de paz y tranquilidad en un mundo que a menudo parece no ofrecer descanso. Exactamente es la mitad del álbum, donde se marca un punto de inflexión en la historia: El inocente muere, nace el psicópata.
El descenso a la locura empieza en “Buenos tiempos”, una canción errática que remonta un sample de los Beastie Boys y con un estribillo acompañado levemente por el violín de la película Psicosis, de Alfred Hitchcock. En esta, su vida recae en los excesos: Las drogas, el sexo y el alcohol se han vuelto una rutina para desconectarse de la realidad. No obstante, el protagonista se muestra totalmente satisfecho con su decisión, se siente “mejor que nunca” y encuentra un fuerte impulso por matar.
“Muñecas” empieza con un sampleo del coro alegre de “People Everyday”, de arrested development. Además de resignificar un verso de la canción “Hola”, de Miranda!, la canción se torna cada vez más tétrica mientras se cuenta el secuestro y posterior femicidio de la mujer por la que se obsesionó. La historia se ha vuelto “irreversible”, no hay líricas, pero se palpa la tensión en aumento tras el crímen.
El personaje está acorralado en “Coyote” (el tema más poguero de todo el repertorio), paranoico ante la posibilidad de ser atrapado. Todos saben lo que hizo y lo están buscando. Sin embargo, está preparado ante un conflicto con la ley: “Acá estoy, vengan a buscarme”. Esta sensación no durará mucho, ya que en “Reiki y Yoga” habla acerca de la posibilidad del suicidio (complementado con su visualizer, en el que se puede ver a Dillom en una habitación oscura junto a una soga que cuelga).
“Ciudad de la Paz”, que fue nombrada así por la calle en la que Dillom vivió durante su infancia, el protagonista encuentra la paz con su muerte y -según lo que podemos ver en su visualizer- se reencuentra en un campo con su yo de la infancia. A pesar de haber muerto y, ahora que puede ver el mundo con claridad, pide otra oportunidad para vivir “sin miedo a la oscuridad”.
Natalio Depino
Buenaza la nota compas, amé el disco ❤️