A pocos años del estallido de la Revolución bolchevique en Rusia su impacto en el mundo entero era más que profundo. La burguesía veía las noticias con temor y los trabajadores con esperanza y entusiasmo. Las réplicas del terremoto revolucionario llegaron hasta las regiones más recónditas, esto incluye a nuestras islas australes.
El 11 de enero de 1920, por llamativo que parezca, se proclamó una “República bolchevique” en las Islas Georgias del Sur. Este acontecimiento fue desencadenado por una huelga de trabajadores balleneros de la Compañía Argentina de Pesca (CAP). La empresa había sido la primera en operar en la región y asegurado los primeros asentamientos argentinos en la zona.

El primer asentamiento argentino en las islas
La CAP, con capitales tanto argentinos como noruegos, instaló su primera factoría ballenera en la Isla San Pedro en 1904. En torno a ella se construyó la ciudad de Grytviken, el primer asentamiento permanente del archipiélago. Desde ese mismo año la ley argentina regía el territorio y el 17 de enero de 1905 el Estado argentino tomó posesión oficialmente de él. Sin embargo, en 1906 los británicos tomaron las islas por la fuerza, aunque los balleneros y pescadores argentinos siguieron trabajando en ellas.

El asentamiento ballenero de Grytviken contaba con una cancha de fútbol, un hospital, un cine, una biblioteca y una radio, así como una usina hidroeléctrica para hacer más llevadera la vida en el clima extremo y el aislamiento. Sin embargo, las condiciones laborales eran muy duras y llevaron a una escalada creciente de huelgas.

El contexto
Tras el éxito de la Revolución de octubre en Rusia, muchos trabajadores de todo el mundo buscaron replicar el ejemplo del primer Estado socialista de la historia. Los primeros intentos fueron la República Soviética de Baviera en 1918, la República Popular Húngara de 1918 a 1919 y la sorpresiva Revolución en Mongolia, en 1921. Como podemos observar, los intentos revolucionarios, con más o menos éxito, no eran casos aislados sino que formaban parte de un proceso de escala planetaria.
En la Argentina, una vez sofocada la huelga metalúrgica conocida como la Semana Trágica de 1919, la burguesía local y los sectores ultra reaccionarios crearon bandas armadas como la Liga Patriótica que, en complicidad con la policía, atacaba a obreros e inmigrantes que creyeran sospechosos de impulsar un “complot maximalista”. En este marco, la policía detuvo a dos comerciantes judías llamados Suslow y Pedro Wald acusados de haber formado un “soviet” en Buenos Aires. Aunque en ese caso la acusación resultó ser falsa, la aspiración de muchos obreros de cambiar la sociedad por una que los represente mejor era muy real.
El estallido de la huelga revolucionaria
36 trabajadores que habían sido reclutados en el puerto de La Boca, en Buenos Aires, al tiempo de llegar a las Islas Georgias, iniciaron una huelga a la que luego se sumaron trabajadores de otras empresas, sumando más de 200 huelguistas. Liderados por Hersh Schwartz y Oscar Johansen reclamaban reducción de la jornada laboral a 8 horas, aumento de salario y recibirlo en pesos argentinos y pago de horas extras.

Los huelguistas destruyeron maquinaria de la factoría amenazando a las autoridades británicas en las islas. Los funcionarios aterrados pidieron intervención militar proveniente de las Malvinas. Describieron a los trabajadores huelguistas afirmando que se encontraban en actitud agresiva y amenazante, negándose a trabajar y dictando sus propias reglas. La mayor parte de las información disponible sobre este suceso proviene del libro La pugna antártica, el conflicto por el sexto continente, de Pablo Fontana, de 2016. Allí el autor escribe:
“Los huelguistas amenazaron con atacar a las autoridades británicas y declarándose bolcheviques intentaron instaurar un gobierno siguiendo el modelo soviético bajo ideales marxistas además de plantearse como objetivo la organización de todos los trabajadores balleneros del mundo. Los revolucionarios lograron hacerse del poder en la isla.”
La derrota del intento revolucionario
Bajo la consigna ¡Trabajadores balleneros del mundo, únanse! proclamaron una república bolchevique. La nueva república comenzó a organizarse bajo el modelo soviético y con la aspiración de alentar a los trabajadores balleneros de todo el mundo. No obstante, los trabajadores de las Islas Georgias estaban a punto de cometer un error que separaría su destino del de sus homólogos rusos: comenzaron a destruir todos los fusiles que encontraron para evitar que fueran usados para ser reprimidos, pero al hacerlo, ellos mismos también quedaron indefensos.
Luego de 6 días de existencia, el gobierno soviético en las Islas Georgias fue destruido por tropas británicas provenientes de las Islas Malvinas. 16 de los líderes revolucionarios fueron detenidos y deportados a Buenos Aires. Ni el gobierno argentino ni el de la Rusia soviética llegaron a enterarse del breve intento revolucionario hasta tiempo después de su sofocación.

A unos cuantos kilómetros de distancia, en la provincia de Santa Cruz, comenzaba mientras tanto la seguidilla de huelgas conocidas como la Patagonia Rebelde, que se extendería hasta 1922 y su represión a manos del Ejército constaría más de 2.000 muertos. Esto nos demuestra que en el lugar del mundo que fuera, incluso en las regiones más australes, por recónditas que parezcan, los trabajadores estaban dispuestos a organizarse y luchar contra la injusticia.