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    500 días con Milei

    El gobierno de Javier Milei cumplió 500 días, pero antes te quiero hablar de una película.

    “500 días con ella” (500 Days of Summer, 2009) es una comedia dramática sensacional, probablemente de las que marcó a mi generación, la de los millenials. Nosotros éramos chicos cuando se dio el auge de Julia Robert, aunque obviamente las vimos después, pero esta peli salió cuando nosotros nos empezamos a enamorar y a sufrir los primeros abandonos o rechazos.

    De comedia dramática a tragicomedia maniática 

    El film es, en realidad, una historia sobre el duelo por una expectativa. No sobre una ruptura, sino sobre lo que creíste que iba a pasar y nunca pasó.

    Tom es un tipo común que se enamora de una chica que claramente le dice que no cree en el amor. ¿Qué hace él? La oye, pero no la escucha. Se enamora de su versión mental de Summer, no de ella. La proyecta. La carga de sentido. La convierte en un personaje secundario de su propia comedia romántica mental.

    Y el golpe llega —como siempre llega— cuando la realidad le responde: yo no soy tu idea.

    Y ahí está la clave: no es una historia de amor, es una historia sobre la diferencia entre amar a alguien y necesitar que alguien encaje en tu relato.

    La película en la que vivimos

    Esta peli, la de 500 días con Milei está escrita por el mismo guionista. El pueblo no podía seguir así, necesitaba creer. El cinismo es una enfermedad intolerable para el alma. Digo, es fácil para un universitario de clase media ser cínico, porque se levanta a las once de la mañana y vive en Palermo mantenido por los padres. Es difícil vivir con cinismo para un tipo que se levanta a las cinco y tiene varias bocas que alimentar. ¿Para qué me esfuerzo si todo está perdido, si no hay futuro?

    Bueno, Milei conectó con esa sentimiento también: con la necesidad de esperanza, no solamente con el enojo, de eso ya se habló bastante.

    El diagnóstico de Milei

    Milei conectó y conecta con la esperanza porque dijo varias cosas que responden a problemas reales del país, puso sal en heridas abiertas que no había quien las diagnostique, porque toda la política argentina había ido a la misma Facultad de Medicina. Hubo temas tabú, organizaciones esclerosadas y dirigentes achanchados viviendo cómodamente de su profesión de políticos.

    Cuando llegó Milei, todo el mundo político estaba bastante mal, pero dirigentes de todo el arco ideológico vivieron cómodos durante década y media haciendo su juego. Hubo plata hasta para pequeños partidos que no llegaban al 1%. Cada cual vivía de su nicho y hubo pocos intentos por llegar a otros sectores.

    ¿De esto alguien se acuerda?
    ¿De esto alguien se acuerda?

    Cuando se le terminó la nafta al kirchnerismo y la soja dejó de subsidiar una economía que en el fondo nunca funcionó, la gente abandonó las diferentes capillas ideológicas y quedamos hablando solos.

    Macrisis, albertismo, pobreza, pandemia, cuarentena para la clase media alta y trenes atestados para los pobres, precarización laboral y piquetes, miles de piquetes por televisión. ¿Por qué a ellos le dan y a mi no?

    Es como si en un partido de futbol, uno de los dos equipos se tira al sol, mientras el otro corre con la pelota por una cancha despejada a hacer el gol. Ahora le gritamos, nazi, que se coge a la hermana y que está loco. Todavía no llegamos a que nos escuchen quienes nos dejaron de escuchar. Por suerte, el Javo se manda suficientes cagadas para que la oposición tenga el tiempo de renovarse y ser alternativa.

    Pero la ruptura de Milei con su electorado será, al igual que 500 días con ella, una ruptura con una proyección, con un ideal, con una esperanza que no tenían nada que ver con lo que Milei efectivamente vino a hacer.

    Se emocionaron con que alguien hable de los medios ensobrados, porque efectivamente hay muchos medios y periodistas que son tendenciosos, que hablen del negocio de la política, porque efectivamente hay muchos políticos que no les importa su país, les importa el patrimonio y están podridos de los paros y piquetes que les afectan a los laburantes, porque efectivamente con la mitad de la clase trabajadora en la informalidad, hace que se perciba que muchas veces, las medidas son contra el que quiere ir a laburar.

    Sobre todo, la gente se rebeló contra un estado de cosas, en las que se resolvían los problemas económicos con fraseología pogre, emisión monetaria e inflación.

    Todos estos problemas eran imposible discutirse desde este lado porque te convertías en la resurrección de Videla. Bueno, ahí está. Milei presidente, andá a buscarla al ángulo del arco en el estadio de los políticamente correctos.

    Con esto no quiero decir que toda la izquierda y el peronismo estén tomando Caramel machiatto. Hay comedores, sociedades de fomento, alfabetización en las villas, acompañamiento a las víctimas de violencia de género, denuncias al gatillo fácil, laburo con las adicciones, militancia de reinserción social en las cárceles, laburo sindical, estudiantil y activismo ambiental, solo para decir algunas cosas del maravilloso mundo militante argentino.

    Quiero decir que ese laburo de militancia de base, no está articulado en un proyecto político y coordinado con una narrativa que interpele a una mayoría social que busca una suerte de sueño sudamericano: vivir cada vez mejor y que los hijos puedan ascender de clase social. Es una suerte de sueño americano humilde, devaluado y realista.

    En este país sin narrativa de progreso social no hay proyecto alternativo de poder. Hoy el peronismo, después de la estafa del gobierno del Frente de Todos, no tiene la cara para decirle a las personas que van a vivir mejor y que va a “volver el asado”. Por su parte, la izquierda está directamente en contra del capitalismo y no concibe la idea desarrollarse teóricamente para gobernar en un contexto no revolucionario. Los radicales no saben si ser libertarios o socialdemócratas y el resto, sigue haciéndose las preguntas fundamentales: ¿quién soy? ¿Para qué estoy en este mundo? ¿tiene acaso la vida sentido?

    Volviéndo a la peli, el pueblo argentino, que vendría a ser el protagonista, se está empezando a dar cuenta que Milei no es lo que parece. Todavía falta como un cuarto de historia para que empiece el primer punto de giro en la trama. Nosotros, tenemos tiempo para rearmarnos y ofrecerle un nuevo romance.

    Vamos, no puede ser tan difícil. Para 2030, Vaca Muerta y el litio van a generar un ingreso de dólares que duplica largamente a la soja. Plata va a haber, el tema es, como siempre, “que no se la queden cuatro vivos”, como dijo Cristina.

    Por ahí puede empezar nuestro rearme narrativo y hay que permitir que haya nuevos dirigentes que prueben si pueden enamorar al pueblo. No va a ser fácil, las rupturas cuestan, pero finalmente la vida sigue y por más que se reniegue, no se puede vivir sin la política y menos sin el amor.

     

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