Inició el juicio del atentado contra CFK y se reeditó la pregunta más importante de la realidad argentina, la que, además de ser usada como título de este texto, también es invisibilizada y oculta por el sistema político nacional. El silencio sobre su respuesta, es uno de los ingredientes principales del cemento con el que se pavimentó el ascenso de la ultra derecha al poder. Por eso, para que sea una pregunta que además nos sirva como grito de guerra, vamos a llenarla de contenido.
El celular de Montiel
El celular de Sabag Montiel, el autor material del intento de asesinato, fue borrado. No fue borrado por sus cómplices, ni por militantes de la extrema derecha o por algún servicio de inteligencia pagado por los Copitos. Fue borrado por la Policía y/o la Justicia o al menos eso es lo que indican todos los hechos. Sabag Montiel ataca a Cristina a las 21 horas del 1 de septiembre del 2022 y es detenido. Recién le secuestran el celular a las 12 de la noche. Es decir 3 horas después. ¿Por qué? No hay por qué, diría la China. ¿Sabag Montiel estuvo 3 horas con las esposas puestas? No queda claro, no hay nadie que haya dicho esto. ¿Qué hizo con el celular en esas tres horas? Nadie puede asegurarlo.
Le quitan el celular a Montiel a las 12 de la noche y llega al juzgado a las 2 de la mañana. Según consta en actas, la jueza le pide a un grupo de expertos que utilicen una tecnología para desbloquearlo y no lo logran. Este intento terminó a las 6 de la mañana. La jueza mandó a apagar el celular y ha guardarlo en un sobre sellado. El celular llega a las 21 horas, es decir, 15 horas después a una dependencia de la Policía Aeroportuaria.
Quienes lo reciben aseguran que el sobre estaba abierto y el celular prendido. En su pantalla decía Warning. Cuando los efectivos de la Aeroportuaria quieren intentar abrirlo con su aparato, el celular se apaga completamente.
¿Quién borró el celular?
¿El celular lo borró Montiel? ¿Lo borró la policía que lo llevó al juzgado? ¿Lo borró el personal del juzgado en esas 15 horas? ¿Lo borraron todos un poco? Preguntas que son imposibles de responder a esta altura de la investigación, pero queda claro que tanto la Policía como la Justicia hicieron cosas para que el celular llegué borrado al momento de la saber la verdad.
Según la hipótesis de la jueza Capucheti, Montiel, su nombre Brenda Uliarte y el jefe de la banda de Los Copitos, Nicolás Carrizo, son un grupo de marginales, de loquitos sueltos Pero, ¿Por qué tanto interés en borrar lo que un loquito suelto tiene en su celular? ¿Quién estaba del otro lado de los mensajes que enviaba Montiel?
La pista Milman y la pista Caputo
En resumidas cuentas, un asesor peronista dicen que escucha en el Bar Casa Blanca en las inmediaciones del Congreso a Gerardo Milman hablando con dos de sus colaboradoras. El jefe de campaña de Patricia Bullrich y diputado les decía, ¿Cuándo la maten yo voy a estar en La Costa? Se piden las filmaciones y la Policía dice: “No, no estaban ese día en el Bar Casablanca. El testigo se debe haber equivocado o mintió”.
Los abogados de Cristina piden ver las filmaciones y efectivamente Milman estaba ahí con sus dos asesoras. Citan a las chicas y niegan haber estado en Casa Blanca. Les muestran las filmaciones y finalmente se acuerdan que al final sí habían estado…
Los abogados de Cristina pide que le secuestren el celular a Milman y a sus colaboradoras. Capucheti dice que no amerita hacer esto (?). Tiempo después acepta y Milman va voluntariamente y entrega otro teléfono que había comprado después del atentado. Es decir, la Policía no va a la casa de Milman, allana su casa y le quita el teléfono. Espera que Milman le lleve uno y no revisa si corresponde si quiera con la fecha del atentado. A ver si me entienden, ese teléfono no estaba a la venta cuando intentan matar a Cristina.
Tiempo después una de las chicas se presenta voluntariamente y dice que tanto su teléfono, como el de Milman, el que finalmente era el suyo y sí entregó, como el de la otra asesora fueron borrados por un experto en las oficinas de Patricia Bullrich. Nadie está preso por entorpecer la investigación Milman sigue siendo diputado de la Nación.
Los Caputo
En el caso de Caputo. La familia amiga de Macri le entrega varios millones de pesos a Jhonatan Morel, el líder de Revolución Federal, el grupo de ultra derecha que moviliza con bolsas mortuorias y guillotinas, bajo la consigna de “muertos o exiliados”, señalando a Cristina Kirchner y a dirigentes de izquierda. A esas movilizaciones iba Brenda Uliarte. Hay grabaciones de conversaciones en las que Morel dice: “Yo voy a ahí a Recoleta, te canto la marcha peronista un par de días y cuando la veo…paso a la historia”. Esto lo dijo, un par de días antes del atentado.
El carpintero Morel
¿Por qué los Caputo le dieron varios millones a Jhonatán Morel? Para hacer un trabajo de carpintería. Esto que van a leer es increíble. Resulta que Morel hizo un curso de carpintería por You Tube. Entonces se abrió en Bulogne, provincia de Buenos Aires una carpintería que no tenía ni el cartel afuera. Por esta razón, los Caputo lo contactaron y le pidieron varios muebles para un hotel de…Neuquén. Es decir, prefirieron a un joven completamente desconocido que hizo un tutorial de You Tube, pagar el envío de los muebles y no un carpintero de Neuquén.
Luego de una leve detención Jonathan Morel fue liberado y pudo asistir al acto de asunción de Javier Milei.
A pesar de todo esto que leyeron, la Jueza María Eugenia Capucheti se negó a abrir una investigación de posible vinculación política y siguió bajo la hipótesis de “los loquitos sueltos”.
El kirchnerismo en su laberinto
El kirchnerismo no siguió movilizando para que se conozca la verdad sobre el atentado de Cristina Kirchner. No siguió el ejemplo de las Madres, las Abuelas y Los Hijos. Prefirió excusarse bajo la idea de que “la Justicia está en nuestra contra”, mientras solo apostaron a estrategias judiciales. Una contradicción evidente que solo trajo más impunidad y silencio. Hoy gobierna la derecha y los sospechosos de haber intentado asesinar a Cristina Kirchner tienen más poder que nunca.
Cristina Kirchner, dijo: “No vienen por mi, esto que me hicieron no me lo hicieron a mi. Vienen por ustedes, por sus derechos, por su salario, por sus conquistas”. Con todas las diferencias que me separan de ella, tengo que decir que tuvo razón. Tenemos que defendernos y tenemos que seguir preguntando quién mandó a matarla, porque, como dije ahí está una de las claves, ahí está la llave de judo que podemos hacerle a la derecha para demostrarle al pueblo argentino que son un grupo de criminales, que no deben ni pueden gobernar este país.