A principios de marzo, la Administración General de Puertos (AGP), con el aval del gobierno de Javier Milei, selló un convenio con el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos para realizar trabajos conjuntos en la hidrovía del Paraná. Este acuerdo es de mucha importancia, ya que pone en jaque la soberanía de nuestro país. La Hidrovía Paraná-Paraguay (HPP) es un enclave estratégico en términos geopolíticos y económicos que está siendo objeto de disputa entre EE.UU. y China.
¿Qué es la Hidrovía Paraná-Paraguay?
A mediados de los años noventa, las tareas operativas del Río Paraná fueron privatizadas y quedaron en manos del consorcio Hidrovía Sociedad Anónima, integrado por la empresa nacional Emepa y la draga belga Jan de Nul. Paralelamente, se produjo un proceso de privatización y extranjerización que otorgó a corporaciones norteamericanas, europeas y chinas el control de los principales puertos del Paraná medio e inferior. Cargill, la estatal china Cofco, Bunge, ADM, AGD, Molinos Río de la Plata, entre otras, son los gigantes del agronegocio que concentran la mayoría de las exportaciones argentinas y han obtenido ganancias récord en los últimos años.
Bajo el modelo agroexportador, los ríos Paraná y Paraguay se han convertido en una importante autopista fluvial que contribuye a reducir los costos de transporte de las commodities hacia los principales centros de consumo en el extranjero. La Hidrovía recorre de norte a sur la Cuenca del Plata y conecta puertos de Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay, abarcando más de tres millones de kilómetros cuadrados y extendiéndose por más de 3,400 kilómetros a través de estos importantes ríos.
Por la Hidrovía se despacha más del 80 por ciento de los productos exportables argentinos (granos, harinas y aceites, entre otros productos) y circula el litio proveniente de la región norte de Argentina y Bolivia. Además es la vía principal por donde pasa la droga que llega a Europa. De aquí que se trata de una región estratégica para múltiples intereses, por ser una de las principales vías de comercialización.
Durante el gobierno de Alberto Fernández, la histórica concesión a la empresa Hidrovía S.A llegó a su fin, y en 2021 el ex presidente tomó la decisión de otorgar a la Administración General de Puertos la responsabilidad del dragado, balizamiento y cobro del peaje de esta vía fluvial durante 12 meses.
Si bien la Hidrovía estuvo momentaneamente bajo un control estatal, esta medida fue vacilante del mismo modo que lo fueron sus intenciones de expropiar Vicentin. El complejo agroexportador de estar en manos del Estado hubiese significado un paso importante en la soberanía alimentaria.
Una entrega anunciada
Este pacto se da en un escenario de escalada de la violencia narcocriminal y de fuerte militarización en la provincia de Santa Fe, lo que también sirvió de excusa para habilitar la presencia del ejercito estadounidense en territorio argentino. De materializarse, será Estados Unidos quien ejercerá un control directo sobre una zona de aproximadamente 1,200 kilómetros y parece saldar la disputa con China por la Hidrovía.
Desde la Administración General de Puertos argumentaron que el nuevo convenio firmado busca propiciar el “intercambio de información” y realizar “mejoras en la navegabilidad”, aportando mayor eficiencia y “nuevas capacitaciones” en aspectos de gestión de puertos y vías navegables, sustentabilidad ambiental, desarrollo de infraestructura, entre otros. Por su parte, Marc Stanley agregó: “Esta relación es un ejemplo perfecto de cómo nuestros países pueden conectar expertos técnicos para mejorar la gestión de nuestra infraestructura crítica”.
Estas declaraciones cobran sentido a la luz de las recientes afirmaciones de Laura Richardson, jefa del Comando Sur de EE.UU., en las que expresó el evidente interés de su país por esta región del mundo. En aquella ocasión, manifestó abiertamente que Estados Unidos busca los recursos de América Latina: el triángulo del litio (60% del litio del mundo), las reservas de petróleo y cobre, “el pulmón del Amazonas” y la reserva del 31% de agua dulce del mundo.
Soberanía o sometimiento
La injerencia de Estados Unidos en Argentina se remonta a muchos años atrás, como lo evidencian las relaciones con el FMI. Sin embargo, en términos militares, en junio de 2022 se concluyó la construcción de una base militar en Neuquén, específicamente en la zona de Vaca Muerta, disfrazada bajo el pretexto de un “Programa de Ayuda Humanitaria”. Detrás de esta fachada humanitaria, se esconde el interés por controlar otra zona estratégica rica en recursos energéticos como el petróleo y el gas.
El embajador estadounidense, Marc Stanley, se ha convertido en una pieza fundamental en esta estrategia de sometimiento. A través de una serie de reuniones clave, que además de la AGP incluyen a la CGT, ha intensificado las relaciones bilaterales. Recientemente, participó en la Amcham Summit, el evento anual de la cámara de empresas norteamericanas en Argentina, donde expresó: “No recuerdo otro momento en que hayamos estado tan concentrados en Argentina como en los últimos dos meses”.
Defender la soberanía es defender la naturaleza
Además del contexto de guerra comercial, se suma otra problemática que es urgente abordar desde una perspectiva ecológica. La llamada “Hidrovía Paraná-Paraguay” es en realidad la parte navegable de una vertiente natural, aunque se la denomine “hidrovía” por aquellos que solo ven en la naturaleza una mercancía a explotar.
Los ríos son vitales para la vida en nuestro planeta y constituyen un eslabón fundamental en el ecosistema y el clima. Además, en la actualidad, el río Paraná y todo el sistema fluvial de la Cuenca enfrentan una ruptura en su ciclo hidrológico, manifestada en una de las bajantes más prolongadas del último siglo.
Con la llegada de La Libertad Avanza al poder se profundizó una política de alineamiento directo con los Estados Unidos, la presencia de fuerzas militares extranjeras en una de las cuencas de agua dulce más grandes del mundo y en la ruta fluvial más importante del país representa una pérdida de la soberanía nacional.
De esta manera, estamos frente a un Gobierno que nos plantea no sólo un desafío en términos económicos y sociales, sino también el de construir una alternativa soberana que incluya como punto central la defensa de la naturaleza en medio de una crisis ecológica.
