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    Un año de Milei: iba a venir un león y vino el otro ¿Qué pasó?

    En 12 meses de gestión, el libertario sumó 5 millones de nuevos pobres; esto es poco más de 400 mil por mes, 100 mil por semana, casi 15 mil por día, 600 por hora y 10

    Se echaron 31,226 trabajadores estatales. Esto es 2.600 por mes, 371 por día y 15 por hora. Se perdieron 66 mil puestos de trabajo en la construcción por el congelamiento de la obra pública y 29 mil puestos en la industria manufacturera por la contracción de la actividad económica en general. Esto es poco más de 30 trabajadores menos en la construcción por hora y 15 menos obreros industriales cada sesenta

    ¿Para qué sirve el periodismo?

    Hay 400 mil beneficiarios de aviones sociales que dejaron de cobrarlos, ya sea por un reempadronamiento al que no pudieron acceder o por haber sido acusados ​​de cobrarlos de manera irregular. Esto es 33 mil por mes, 8,300 por semana, 1,100 por día y casi 50 por hora.

    Para poder pasar la motosierra por los movimientos sociales, fue clave el rol de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Gracias al protocolo antipiquete, logré reducir a menos de la mitad los cortes de calle y se procesaron poco más de 20 dirigentes de agrupaciones piqueteras.

    Pero la motosierra no solo cayó entre los opositores o los pobres. También hubo una enorme demostración de crueldad entre los propios. Se despidieron o se invitaron cordialmente a renunciar a 95 funcionarios de diferentes rangos. Esto es casi 8 por mes 2 por semana.

    Mientras todo esto sucede, Milei logró bajar considerablemente el índice inflacionario. Los números mensuales cercanos al 3% hacen recordar la inflación del segundo mandato de Cristina, ubicada levemente por encima del 30%, muy por debajo de la inflación albertista.

    El barco

    Probablemente estas dos cosas están conectadas en la cabeza de los argentinos. Si el país fuese un barco hundiéndose, se aceptó empujar por la borda a un sector de la tripulación para estabilizar la nave. Ahora supuestamente, se estaría tratando de tapar las filtraciones y ya podríamos empezar a soñar con llegar a buen puerto. Mientras tanto, nadie mira hacia abajo, nadie mira como los que fueron lanzados al mar, son comidos por los tiburones de la situación de calle, la desocupación y la miseria. Eran una tripulación fastidiosa, que no trabajaba, que vivía de arriba, que era responsable en parte de que nos estuviésemos hundiendo.

    Si se cree que el barco está estabilizado, que ahora solo hace falta tapar el agujero, sacar el agua y volver a navegar felizmente, es natural que Milei tenga el apoyo que tiene. La mayoría de quienes leen esta nota, tienen la cara de este que fue expulsado por la borda, que echaron de su trabajo. Siendo honestos, con una mano en el corazón. ¿Cuánto lo extrañás? ¿Cuántas ganas tenés de que vuelva? ¿Qué harías para que vuelva? Viste, por eso sigue Milei.

    Perdónalos Trotsky, no saben lo que hacen

    Cuando Jesucristo yacía en la cruz, mira hacia el cielo y dice sus famosas palabras: “Perdónalos, Padre, no saben lo que hacen”. Nunca escuché que alguien reflexione sobre el tema, pero las palabras del oriundo de Nazareth caen en una contradicción bastante compleja. Hasta donde entiendo, Dios envió a su hijo para que con su sacrificio limpie los pecados del mundo.

    Bailando bajo la miseria: Creamfields the recession fest

    Entonces, ¿por qué pide Jesús que perdonen a quienes lo crucificaron si para eso mismo lo envió Dios? Muy evidentemente Jesús era el que menos entendía lo que estaba sucediendo en esa situación. Estaba como nosotros, los militantes, los politizados, los que queremos cambiar el mundo igual que él.

    Los crucificados en este gracioso giro de la historia somos los trostkistas. Estábamos trabajando para que la gente se decepcione del kirchnerismo y se haga de izquierda. Finalmente la decepción llegó, pero se hicieron libertarios. A nosotros nos dicen “que vamos a correr” y festejan represiones a piquetes y manifestaciones.

    El “voto obrero”, “el voto desocupado”, “el voto laburante”, como dijimos en una y mil reuniones fue con Milei y, sorpresa, todavía permanece ahí. Nuestro Dios, a diferencia que el de Cristo, no nos envió a ningún lado y aunque se supone que sabía lo que pasaría. ¿Cuánto hay de cierto en ello? ¿Cuánto de las previsiones de Trotsky sobre el futuro eran arengas más que análisis?

    En primer lugar, la clave de que todo el problema del proletariado mundial es su dirección es algo caduco. Así el peronismo llamase a la huelga insurreccional por tiempo indefinido con toma de fábricas, piquetes en todas las rutas nacionales y armamento popular, tenemos otro lío: la mayoría de la clase obrera está con Milei. No hay un problema de dirección, hay un problema de clase.

    Cuando uno habla de estas cosas con algún viejo dirigente trotskista, responden cosas como “perdiste la fe en la clase obrera”. Si se tratara de una cuestión de fe, sí, es difícil tener fe por quienes votan a Milei y se comen el discurso ridículo, terraplanista, antivacuna y fascistoide. Si uno charla con cualquier obrero un rato, se da cuenta de que todavía falta bastante para algo parecido a un giro a la izquierda.

    Por otro parte, que haya que recurrir a “la fe” para mirar de manera optimista el futuro político próximo es poco prometedor. Por otra parte, para quienes teníamos problemas de fe, no solo con la clase obrera, si no con la clarividencia de nuestras direcciones, hubo expulsiones, purgas y acusaciones de lo más delirante. Es difícil pararse en un “nosotros”, cuando quienes tienen migas de poder, las utilizan de manera bestial. Por momentos uno se pregunta. ¿Somos realmente los buenos? O somo chicos sin mucha idea de nada, siguiendo a cincuentones llenos de frustraciones y megalomanía.

    Con esto no quiero generalizar, probablemente tenga que ver más con mi experiencia con el Nuevo MAS que con otro cosa. Sin embargo, el triunfo de Milei no lo vieron demasiado. No porque no hubiese percepciones en la realidad al respecto, si no porque no lo quisieron ver. No quisieron mirar la verdadera cara de la clase obrera. Es la cara del pueblo judio que fuiste a salvar y piden que perdonen al ladrón Barrabas y que te sacrifiquen a vos, zurdo, “vas a correr”.

    Una parte de la clase obrera, entendió que el problema era que el Estado, el peronismo y los políticos mimaban más a la otra, porque era tonta, drogadicta e irresponsable y no le gustaba trabajar. Entonces votó un padre severo, que castigue a todos por igual, que no mime a los débiles.

    A los troskos nos ven como el sumun de la expresión de la debilidad y pasiones tristes. Los que cortan la ruta por que hay 20 despidos en un una farmacia: “Vayan a laburar”, nos grita. “Para eso estamos acá, pelotudo de mierda”, contesté alguna vez. La realidad es que no, que si tenés 20 despidos y te ponés a buscar laburo, terminas consiguiendo. “Pero no es justo, podríamos responder”. “La vida es injusta, que le vamos a hacer”, contestarían.

    El Trotskismo tiene que repensarse, son momentos nuevos y la crisis del proletariado se explicamos por la crisis del proletariado mismo. Se trata de representar a la clase obrera, pero para eso hay que transformarla. Para transformar hay que entender y todavía no entendimos muchos sobre lo que fue ese terremoto político llamado Javier Milei.

     

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