En estos tiempos, para contestar esa pregunta hace falta tomarse un micro de larga distancia a San Pedro, provincia de Buenos Aires. Esta localidad bonaerense, de casi 70 mil habitantes y ubicada en la costa del Río Paraná, es reconocida por sus masas dulces hojaldradas llamadas ensaimadas y por las estafas piramidales. Los sampedrinos “cayeron” en varias y masivas piramidales, que encuentran en “La China” su corolario más espectacular: más de 20 mil habitantes dentro del esquema fraudulento de RainbowEx. Es decir, casi un tercio de la localidad. El “cayeron” está entre comillas porque no todos “cayeron”; hubo quienes sabían que era una estafa y timbearon: entraron y salieron rápido para llevarse un vuelto.
Hoy, para la gran mayoría, es una obviedad que “La China”, que aparecía en Telegram dando indicaciones para que los sampedrinos siguieran poniendo plata y sumando gente a la piramidal, era una actriz; que el dinero que tu teléfono decía que tenías era un engaño; y que la plata que cobraste no se generó a través de ninguna criptomoneda, sino que era la misma que invirtió tu vecino o familiar. En fin, para gran parte de la sociedad argentina en general y de los sampedrinos en particular, se sabe que todo fue una estafa. Pero esto no fue siempre así. Antes de que se descubriera la verdad, los estafados tenían la sensación de haberse avivado, de haber encontrado un “hack” al sistema capitalista, y esperaban por fin tener la vida que merecían, esa que ven en las redes de Pampita o Wanda Nara.
Pero un día apareció la periodista…
Sin embargo, apareció una periodista, o más bien, un equipo de periodistas. Lili Berardi, del diario La Opinión, y su equipo desmontaron la estafa de RainbowEx. Expusieron el mecanismo de funcionamiento, presentaron pruebas y todo se derrumbó. Luego vinieron las denuncias, los medios nacionales y, finalmente, RainbowEx “dejó de operar en el país”. Actualmente, muchas víctimas están peleando legalmente para recuperar su dinero.
Lili recibió todo tipo de amenazas, incluso de muerte, tanto para ella como para su familia. Los autores de estas amenazas eran, fundamentalmente, los propios estafados. Los dueños del circo, muchos de los cuales aún permanecen en la sombra, cerraron el negocio y se fueron con la guita. Las víctimas, en cambio, siguieron defendiendo la estafa piramidal que los había arruinado. No querían aceptar que todo era mentira, no querían asumir que habían sido engañados y que los miles de dólares provenientes de la venta de campos, autos o ahorros familiares habían ido a parar a cuentas en el exterior de algún delincuente. Y, sobre todo, no querían que Lili se los dijera.
Para ella y para La Opinión hubiera sido más fácil hablar bien de la piramidal, cobrar pauta de RainbowEx y, cuando no devolvieran lo invertido a la gente, declararse también engañados. Sin embargo, Lili y su equipo son periodistas. Es decir, tienen una suerte de compromiso, de fascinación, de curiosidad por la verdad. Ser periodista es buscar la verdad, aunque esta no convenga a los poderosos ni agrade a los oprimidos.
Si la ciencia es la búsqueda de grandes verdades, de las leyes que gobiernan el mundo, el periodismo es la búsqueda de una verdad más cotidiana, más mundana. En síntesis, más concreta: ¿Robó o no robó? ¿Se recuperan los salarios o no? ¿Por qué hay cada vez más otakus? ¿El dólar va a seguir bajando?
PERIODISTAS
A gran parte del periodismo le gusta el boxeo duro con dosis extremas de violencia, con la particularidad que su rival tiene que estar atado de pies y manos. Así golpean de modo fuerte y dan "muestras" de exquisitos en el arte. A su vez, el oponente frente a su…— Javier Milei (@JMilei) November 20, 2024
En tiempos de un permanente ataque del gobierno de Javier Milei al periodismo, conviene volver a preguntarse para qué sirve. A los periodistas nos leen y nos escuchan como loquitas gritando por la democracia y la libertad de expresión. Entiendo que tanta moralina y solemnidad debe aburrir. Pero lo que Milei quiere es destruir a quienes buscan la verdad.
Con esto no quiero romantizar a un gremio lleno de cinismo y precarización, repleto de operadores y lameculos sin talento. En todos lados hay gente despreciable. Pero en el periodismo también hay miles y miles de Lilis que buscan la verdad, esté quien esté en el gobierno. No por nada, por más que no estemos de acuerdo en todo con los “Corea del Centro” de Ernesto Tenembaum, María O’Donnell y compañía, son ellos quienes son tildados permanentemente de “ensobrados”.
Quienes cuestionaron eficazmente el relato kirchnerista ahora cuestionan las epopeyas del León y su batalla cultural. Tardé mucho tiempo en llegar a esta conclusión, pero creo que no existe el periodismo militante. O se es periodista o se es militante. Justamente porque ser periodista es pelear por buscar la verdad, entenderla y contarla. Ser militante es luchar por cambiarla, forjarla y construirla.
Estalinismo verdad y política
La relación entre política y verdad es compleja. Pero, probablemente desde el estalinismo y el declive de la Unión Soviética tras la muerte de Lenin, grandes corrientes políticas hicieron escuela en el divorcio total de ambos términos.
En el estalinismo, cualquiera que expresara un matiz era un “saboteador”, “contrarrevolucionario”, “agente del capitalismo estadounidense” o del “nazismo” y merecía trabajos forzados en Siberia o directamente la ejecución.
Ser periodista es buscar la verdad, aunque esta no convenga a los poderosos ni agrade a los oprimidos.
En ese sentido, voy a decir algo que duele. Pero el kirchnerismo, el libertarianismo y la corriente política de la que vengo, el trotskismo argentino, tienen un común denominador: una relación instrumental con la verdad. Un permanente doble estándar infantil, en el que siempre el otro es un hijo de puta y yo, la salvación del mundo.
Cada cual a la medida de su poder: Milei miente sobre la recuperación de los salarios; el kirchnerismo, sobre la contaminación de las megamineras, la precarización laboral y otras cosas; y el trotskismo vive en un microclima permanente en el que “el partido crece, la izquierda tiene grandes oportunidades y quienes plantearon otra cosa quieren destruir al partido”. En el fondo, todos son estalinistas en lo que concierne a la relación con la verdad.
Menos mal que existe Resistencia Online, periodismo para la resistencia
Hay periodistas que buscan la verdad, hay periodistas que además de buscarla operan y hacen negocios, y hay periodistas a los que la verdad les chupa un huevo. Sin embargo, el periodismo es el oficio de la búsqueda de la verdad, y eso es justamente lo que le molesta al gobierno. Un gobierno que quiere romper toda relación con la verdad.
“Pero Clarín operó contra el kirchnerismo para favorecer a la derecha, y el periodismo ha operado contra gobiernos democráticos desde siempre”, podría decir un lector atento. Es cierto, pero decir eso es como justificar el ataque a la ciencia porque, además de salvar miles de vidas con la elaboración de vacunas, creó la bomba atómica. O como decir que volveremos a comer carne cruda porque el fuego, aunque fue un gran descubrimiento, también provoca incendios.
Por eso, en Resistencia Online trabajamos para entender la realidad y contarla. No estamos seguros de todo lo que pensamos, pero estamos dispuestos a acompañarte en esta locura que es el gobierno de Milei e intentar procesar lo que sucede para buscarle la vuelta. Acá no vas a encontrar análisis triunfalistas ni genios de la táctica. Acá vas a encontrar gente obsesionada por entender lo que pasa. Te pido que te suscribas para que seamos cada vez más los que escribamos, hagamos redes, saquemos fotos, diseñemos y construyamos esta comunidad.
Fin.