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    Sobre el BordaTroskoGate: ¿Militancia vs Influencers? 

    “Militancia presencial vs Influencers”, podría ser el título de la polémica en redes sociales desatada por un cruce en Twitter entre Pablo Borda y un militante del MST. 

    Contexto 

    “Mi conclusión zurda de la marcha es que hay que dejar de robar con crear partidos comunistas minúsculos por 2 años. Si todos los que crean fracciones estuvieran en el PC hace rato hubieran volteado a la gerontocracia.

    Dejé la militancia orgánica hace rato, es un consejo nomas”, este fue el tuit del profesor de historia y divulgador en internet Pablo Borda que desató la polémica. 

    Un militante del MST le contestó con un tuit que dejó establecido el origen de la discusión: “La experiencia militante es la principal escuela política

    Por eso los nuevos opinólogos de “izq” tipo Pablo Borda y el de Café Kioto aunque no pegan una tiran mierda y pretenden dar cátedra Por favor🙏🏼 Hagan divulgación que les sale bien, la política dejensela a los militantes”.

    En esta nota vamos tomar dos caras del debate: por un lado, vamos a plantear elementos que hacen a la lucha política en tiempos de revolución de la comunicación digital y en el otro, el aspecto de la importancia de la militancia partidaria. 

    La pelea por la hegemonía 

    La política se trata de construir mayorías. Si todos los trabajadores estuviesen a favor del socialismo y de la socialización de los medios de producción, la revolución sería bastante sencilla. El principal problema que tenemos quienes queremos transformar la realidad no es militar o represivo, es político e ideológico. 

    Los empresarios, los verdaderos dueños del mundo, convencieron a la sociedad de que las cosas están bien así o de que no se pueden cambiar. Ahí está la naturaleza de su triunfo. 

    Con esto no quiere decir que no exista la represión. Pero ningún gobierno sobrevive reprimiendo permanentemente. Si la inmensa mayoría es opositora, tarde o temprano este caería, sea a través del voto popular o a través de una insurrección popular. 

    En ese sentido, la pelea por una hegemonía transformadora, revolucionaria es de vital importancia y no creo que exista ningún militante a esta altura del partido que desconozca este elemento. Lo que esconde de fondo el debate es una cuestión epocal: ¿Podemos disputar hegemonía igual que los bolcheviques hace 100 años?

    Antonio Gramsci en Ensayo sobre la cuestión meridional desarrolló explícitamente el concepto de hegemonía sin que fuera necesario nombrarlo como tal.
    Antonio Gramsci en Ensayo sobre la cuestión meridional desarrolló explícitamente el concepto de hegemonía sin que fuera necesario nombrarlo como tal.

    La hegemonía se construye hablando cara a cara, volanteando en una facultad o vendiendo prensas en una fábrica. Ahora, ¿se puede disputar hegemonía por redes sociales? Habitualmente las redes son un escenario para la autoafirmación individual y, en general los temas que resaltan por su impacto, son cotidianos y alejados de la política.

     No obstante, en este terreno una serie de influencers de derecha comenzaron a instalar un conjunto de ideas que sirvieron de palanca para que la figura de Javier Milei crezca entre los jóvenes. 

    Es bastante evidente que en este terreno, la izquierda y el progresismo están en minoría y tienen menor desarrollo que los otros ámbitos en los que se disputa hegemonía ¿Será que las concepciones que impulsaron este debate hacen parte del problema?, ¿Será que las conducciones de los partidos de izquierda por un tema generacional no percibieron (y algunas aún no perciben) los cambios en materia de comunicación? 

    Estas preguntas no tienen el objetivo de apuntar contra nadie. Buscamos aportar elementos para un debate que si bien surgió de un cruce de chicanas por Twitter, hace a un elemento central de la lucha política: ¿Cómo se disputa hegemonía en un mundo cuya renovación de la comunicación digital transformó la vida de las personas?

    Resistencia Socialista, el grupo en el que milito, luego de que el Nuevo MAS me expulsara junto a mis otros compañeros, decidió volcarse seriamente a la disputa hegemónica en internet. Obviamente, no le sacamos el cuerpo a la militancia presencial y no creemos que haya una línea divisoria entre una y la otra. 

    En las redes y en las calles vamos a disputar el sentido común impuesto por los empresarios, sus intelectuales y medios de comunicación. Por eso, no se trata de militancia vs influencer, se trata de que cada cual en su trinchera, sea lo más efectivo posible a la hora de sumar voluntades para este lado de la barricada. 

    La militancia partidaria 

    Pablo Borda y Juan Felipe plantean correctamente el peso que tiene la divulgación de ideas de izquierda en internet. “Yo milito para que la gente vaya a golpear la puerta de tu local y no el de los libertarios”, explicó el conductor de Café Kyoto.

    La pelea por la hegemonía también consiste en una pelea por la voluntad. La izquierda revolucionaria no solo busca que los trabajadores se den cuenta de su explotación, si no que también militan para que se liberen de ella. Impulsan que se organicen en sindicatos, agrupaciones, comisiones internas, movimientos sociales, etc. 

    No sólo se trata de agrupar un ejército detrás de un programa revolucionario, si no de lograr que este de las batallas decisivas. Ahí es dónde entra el partido, el partido aspira a organizar la lucha de los de abajo, para que no se quede en un reclamo particular, si no que se transforme en una pelea por transformar el conjunto del sistema.

    Primavera árabe, Egipto 2011
    Primavera árabe, Egipto 2011

    Durante buena parte del siglo XXI vivimos una gran cantidad de rebeliones populares en todo el mundo, en las que los trabajadores y sectores populares tiraron abajo gobiernos ajustadores y entreguistas. Sin ir más lejos, las jornadas de lucha que terminaron con De La Rúa en diciembre del 2001 fue una clara muestra de esto. Sin embargo, nunca pudimos ver a un partido que logre canalizar este descontento en un proyecto político transformador. 

    Esto generó que organizaciones ligadas a un u otro sector de la clase dominante se hicieron cargo de la situación y le quitaran gradualmente su potencial transformador. 

    ¿Qué habría sucedido si hubiese existido un partido suficientemente inserto entre los trabajadores durante el Argentinazo o la primavera árabe? Probablemente otra hubiese sido la historia, aunque obviamente es contrafáctico pensarlo. 

    La tarea de la construcción de un partido de los trabajadores que se plantee la superación del capitalismo está vigente y estos debates son necesarios para que vuelva a emerger con todo la discusión reflexiva dentro de la militancia revolucionaria.

     

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