Hace unos días se cumplió un año y tres meses del inicio del mandato del primer presidente anarcocapitalista de la historia. ¿Somos más pobres que antes o menos? ¿Cuesta más alquilar o menos? Nos gobierna un tipo con una motosierra que dice que la justicia social es “una aberración”. ¿Qué cambios produjo en los valores imperantes de la sociedad argentina?
Mileimato y menemato
El periodista Ernesto Tenembaum contó cómo, durante el gobierno de Menem, con el sueldo de un redactor raso de Página 12 pudo comprarse un departamento. Lo paradójico de la anécdota es que este medio se popularizó como un diario antimenemista.
De cualquier manera, se podría pensar que la estabilidad económica que posibilitó que alguien con un sueldo de redactor lograra comprarse su primera casa propia fue la que terminó explotando en 2001, luego de que el FMI quisiera cobrar la deuda usada para sostener la convertibilidad artificial.
¿La era del mileimato es una suerte de parodia devaluada del menemismo, en la que no podemos comprarnos un departamento con un sueldo de redactor, pero, con un poco de ayuda y una tarjeta de crédito, podemos irnos de vacaciones a Brasil? Puede ser, pero antes evaluemos su gestión tanto a nivel superestructural como en la vida de las personas.
Plata dulce y darwinismo social: “Con Milei yo me fui a Brasil”
Al gobierno de Javier Milei se le pueden criticar muchas cosas, pero no se puede decir que sea un gobierno inactivo o poco transformador. En los primeros meses de mandato, devaluó de un saque la moneda en un 118 %, cerró 9 ministerios, más de 100 secretarías y echó a cerca de 35.000 trabajadores estatales. Además, recortó más de cinco puntos el gasto público. La obra pública quedó totalmente frenada y se suspendió la pauta nacional a los medios de comunicación.
El gobierno comenzó una “batalla cultural” contra las ideas del progresismo, en particular en relación con la temática de género y diversidad sexual. Milei y otros funcionarios dispararon declaraciones como que el discurso de “la ideología de género”, en su extremo, “lleva al abuso. Son pedófilos”.
Testimonios
Estos cambios se reflejan en las noticias, en los medios, en el ámbito público del debate político. Pero ¿cómo afecta a las personas reales, de carne y hueso? Desde Resistencia hablamos con diferentes trabajadores de distintos sectores y situaciones, y nos dieron opiniones de lo más variadas.
Pablo, abogado de 34 años, contó que, en lo que respecta a los valores de la sociedad, le parece que “hay mucho más odio y discriminación”. “Siempre existió eso, pero antes eran menos y se lo reservaban para el círculo íntimo. Ahora es como que ser facho está de moda”, completó.
En relación con el tema de los alquileres, tiene una visión positiva: “Las reformas que hizo el DNU 70/2023 me parecen positivas en cuanto a que permitieron que haya muchos más departamentos disponibles”.
“Yo tuve que buscar depto para mis viejos en 2023 y no había nada. El año pasado, en 2024, tuve que buscar para mí y había bastante”, completó.
Para Ernesto, inmigrante y trabajador de televisión, “hay una mayor estabilidad económica en el precio del dólar, que regula todos los precios, nos guste o no”. “Con el tema de los sueldos, a mí no me los ajustaron con respecto a la inflación. Aunque la inflación se paró, no ganamos más porque los salarios ya venían retrasados desde antes”, sumó.
“Después veo mucha más crispación política y polarización que con el gobierno anterior. Creo que ahora hay gente que antes no daba su opinión por miedo a represalias y ahora la da a viva voz. Eso está impulsado por el propio gobierno, que comunica más que el anterior en algún sentido”, explicó.
Brian, trabajador gastronómico de 30 años, dice que le “cuesta más llegar a fin de mes y pagar el alquiler que cuando se mudó en 2022”, pero de alguna manera pensaba que iba a ser peor con el gobierno de Milei.
Leyla, estudiante y cuidadora de ancianos de 26 años, dijo que se quedó sin trabajo, algo habitual en su rubro por la muerte de uno de sus acompañados. Sin embargo, explicó que, en la búsqueda laboral, se encontró con salarios mucho menores que en años anteriores. “Es una vergüenza lo que se está ofreciendo por seis u ocho horas diarias. Además, hay tanta necesidad de trabajar que, si les decís que es poco, te dicen que hay otras personas dispuestas a tomar el trabajo por menos, incluso”, comentó.
Los jubilados al borde del abismo
Más allá de estos casos particulares, quienes peor la tienen son los jubilados. Según la página del Anses, un jubilado que cobra la mínima, considerando el bono de los 70.000 pesos, gana exactamente $349.121,71. Según cifras del Indec, una persona con casa propia debe ganar 354.535 pesos para no ser pobre. Sin embargo, en la situación de los jubilados, se necesita más dinero por el gasto en medicamentos y otros cuidados. Además, hay quienes tienen que afrontar un alquiler. En ese caso, un monoambiente supera el valor de una jubilación mínima.

El gobierno también puso fin a la política de medicamentos gratuitos, lo que genera que la situación se vuelva desesperante para los jubilados. El defensor de la tercera edad, Eugenio Semino, expresó que, con esta situación, “el superávit que festeja el gobierno está pagado con la vida de los jubilados”.
La realidad cotidiana de los jubilados hace que no puedan tomar los medicamentos correctamente. Como no pueden afrontar el total de los gastos, se autoadministran los remedios según sus posibilidades, algo que obviamente hace que su salud empeore cada vez más.
Esta es la situación del 49 % de los jubilados, es decir, 2,8 millones de adultos mayores que cobran la mínima.
El barco de Milei
Si uno cruza estos datos y experiencias de vida con un análisis macroeconómico, que tiene el atraso cambiario y al préstamo con el FMI como protagonistas, puede terminar de armarse un boceto de la situación general.
Si tuviésemos que buscar una metáfora para pensar el gobierno de Milei, podríamos utilizar la del barco. Hasta ahora, con el tipo de cambio pisado y el blindaje que se intenta vender con el acuerdo con el FMI, parece que el presidente convenció a la sociedad de empujar por la borda a jubilados y a quienes tienen menos ingresos para estabilizar la nave. Sin embargo, si, como termina sucediendo siempre que se involucra al FMI, las variables económicas saltan por los aires, el gobierno devalúa y explota la inflación, será una remake de Titanic.