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    La resistencia masiva, la traición de la CGT y el show represivo de Bullrich

    Miles de trabajadores formales e informales coparon la plaza de Tribunales. La jornada de movilización tuvo un impacto nacional y los medios de comunicación no pudieron hablar de otra cosa. A días de la salida del DNU, se empieza a procesar una discusión profunda aunque caótica sobre su contenido y los métodos antidemocráticos con los que se está aprobando. Se habla sobre el impacto del DNU en las condiciones laborales de los trabajadores bajo situación de dependencia, el impacto ambiental, la restricción al derecho a huelga y los problemas que acarrea en la extranjerización de nuestro territorio. 

    20D: El día que le ganamos al miedo 

    Paralelamente, el agotamiento de fin de año genera un impulso entre amplios sectores de trabajadores para querer desentenderse de los asuntos de la política general y esto es aprovechado por el Gobierno para querer hacer pasar este decretazo y redoblar la apuesta con otro paquete de leyes que impulsa en las sesiones extraordinarias del Congreso.

    La CGT y su sutil traición 

    Mientras tanto, la jornada que se vivió con la movilización de la CGT fue totalmente contradictoria. Por un lado, cómo dijimos al principio de la nota, fue masiva. La plaza se vio llena y resultó impactante la cantidad de personas sueltas que asistieron a la convocatoria, que terminó canalizando un reclamo muy fuerte contra el DNU. Por otro lado, fue completamente express. Miles de laburantes que empezaban a llegar a la Plaza a la salida de sus trabajos se encontraron con una marcha que se estaba desconcentrando. La cúpula de la CGT decidió terminar con la manifestación antes de que se convirtiera en algo mucho más grande que no pudiese controlar. 

    El día anterior a la movilización, había notas en varios medios hegemónicos que manifestaban que la CGT “haría una movilización moderada” y que se “alejaría de los piqueteros” generalmente identificados con posiciones más combativas. Evidentemente, sectores de las cúpulas de la CGT intentaron desmovilizar su propia convocatoria. Tal vez entendieron que se podría generar un reclamo masivo por un paro general que los expusiera como sucedió en tiempos del macrismo cuando se terminó subastando su atril por Mercado Libre. 

    La paradoja del Frente de Izquierda

    Por otro lado, fue sorpresiva la actitud de la izquierda. En los días previos se desarrolló una polémica sobre si habría que hacer una columna independiente de las de los sindicatos dirigidos por estas cúpulas cegetistas. Desde éstas páginas criticamos esta orientación porque nos parecía que nos alejaba de los propios trabajadores que acuden a la movilización con sus sindicatos independientemente de qué opinen sobre su dirección. Sin embargo, se podría creer que si lo importante era remarcar la independencia de la dirección del sindicalismo tradicional, una vez que la CGT quisiera levantar la concentración para que no se hiciera aún más masiva, la izquierda se mantendría firme en la Plaza y no acataría la directriz de la CGT. 

    Una nueva alternativa de izquierda

    Lamentablemente esto no fue así. La izquierda se fue prácticamente al mismo tiempo que la CGT. Independencia en la columna pero dependencia en la política. Las fuerzas del Frente de Izquierda podrían haberse quedado en la Plaza y plantear ante los medios que si bien la CGT se estaba retirando, los militantes de izquierda se quedarían a esperar a todos los trabajadores que se estaban acercando a manifestarse. De esta manera, al igual que en las jornadas del 14 y 18 de diciembre, podría haber cumplido un rol junto a los trabajadores que no hayan estado de acuerdo en hacer una movilización express y estrechar lazos con activistas que hoy no se referencian en esta fuerza política. Lamentablemente el FITU decidió dividir en un aspecto menor, “la columna independiente”, y unir en un aspecto central “la desconcentración de la marcha”. 

    Bullrich y su teatro antidisturbios 

    Sobre el final de la desconcentración, cuando el grueso de las columnas sindicales y de los movimientos sociales se había retirado, la policía se dedicó a provocar a trabajadores que se estaban volviendo a su casa y a personas que ni siquiera habían asistido a la manifestación. El hostigamiento sobre laburantes que simplemente estaban circulando sobre Corrientes, hizo que se generara una pequeña concentración de decenas de personas que protestaron contra el accionar policial. Este hecho terminó con algunos detenidos y con la misma táctica, el Gobierno impulsó detenciones arbitrarias en varios puntos de la desconcentración de la convocatoria. 

    Evidentemente el objetivo político de este accionar es sembrar el terror entre la población para limitar completamente la resistencia al Gobierno. 

    Los cacerolazos deben volver a copar todas las plazas del país. De esta manera, generando múltiples puntos de encuentros del activismo masivo que se opone a este Gobierno se podrá articular una mayoría social que pueda frenarlo y eventualmente construir una salida política superadora del peronismo.

     

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