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    La realidad te pega como una piña

    Un cliente roba fideos, fiambre, queso cremoso y postrecitos de un Carrefour. Está nervioso. Mira para todos lados. Parece que le salió todo bien, cuando está por dirigirse a la puerta, lo paró un empleado del local.

    —Vimos por las cámaras que te estás llevando comida del local. Devolvé todo y retírate por favor. Le dijo el trabajador, se lo notaba tenso.
    —¿Cómo me vas a decir eso? Me hacés sentir para la mierda, yo no robé nada.
    — Lo vimos por las cámaras
    — Dejame ir, no me provoques porque me vas a encontrar, yo no soy ningún boludo.
    —Por favor, retirate del local y dejá las cosas.

    Yo estaba en la fila viendo todo. Los dos se notaban nerviosos y con miedo por la reacción del otro. La escena dolía, generaba incomodidad. Quién robaba comida, tendría 40 años y claramente estaba robando lo necesario para una cena.

    Por otro lado, el empleado del Carrefour no tenía porqué poner el cuerpo y exponerse a la reacción de alguien que está desesperado porque no tiene para comer. Era evidente que el empleado no quería estar ahí, pero las mismas cámaras que delataban a quien robaba, también expondrán, frente a los superiores, a quién no lo detuvo.

    Ellos y nosotros

    Mientras tanto, los accionistas de la multinacional están disociados completamente de las realidades que se viven en sus locales, cobrando sus cuantiosos dividendos por mes. Los gerentes regionales y nacionales están enviando a sus empleados a remarcar los precios, incluso por encima de la inflación.

    Además, el Gobierno aplica la brutalidad del acuerdo con el Fondo y no controla ni su miserable programa de Precios Justos. El sindicato de empleados de Comercio deja completamente desamparados a los trabajadores usados como escudo humano frente a la desesperación de quien no tiene comida en su casa.

    Hay que intentar de mirar las cosas que nos están pasando sin el ruido aturdidor de los relatos originados en las usinas del gobierno y la derecha. Esto que viví en una simple visita al supermercado, en un momento de la más chata cotidianidad, me hizo pensar mucho en todo lo que aconteció luego del asesinato de Daniel Barrientos.

    ¿Qué lleva a un hombre a pegarle un tipo a un trabajador?

    La pobreza en el final del kirchnerismo era del 30% aproximadamente, es decir uno de cada tres argentinos. Durante el macrismo y en el gobierno de Alberto Fernández se ubicó en el 40%. Si lo medimos entre los chicos, dos de cada tres niños y niñas son pobres en la Argentina. Esto es un 66%.

    Ahora con estas cifras en la cabeza, hagamos el ejercicio de mirar la sección policial de los diarios y portales. Ahora con esta cifra en la cabeza, volvamos a pensar en la anécdota que les conté más arriba.

    Por otro lado, el 10% de las personas más ricas de la Argentina, tiene cerca del 70% de las riquezas del país, mientras que el 90% restante, tenemos solo el 30%. Esta enorme cifra de desigualdad se alcanzó durante y después de la pandemia, es decir bajo un gobierno peronista.

    A pesar de esto, al FMI se le paga con los recortes fiscales que se hacen en los presupuestos de salud, educación, el recorte de los cientos de miles planes sociales que el Ministerio de Desarrollo Social dio de baja. Es decir, el 90% le pagamos con nuestra salud, educación pública y la asistencia social al Fondo, mientras el 10% más rico se queja de que el ajuste fiscal no es todo lo duro que debería ser.

    Detrás de todo relato, del de “crecimiento con inclusión” y del de “mano dura” lo que hay es una pobreza que aumenta brutalmente al compas de la desigualdad, un Fondo que vacía los presupuestos que garantizan los derechos y una clase política que no da respuestas.

    Ese es el verdadero telón de fondo que hace que un día, un tipo se haga delincuente y termine matando a un trabajador.

    El crimen de Daniel Barrientos fue también un asesinato laboral

    A Daniel no lo mató sólo un delincuente, un marginal. Lo mató una empresa que se quedó con la guita de los subsidios y nunca puso las cabinas. Lo abandonó la dirección de la UTA que dejó de reclamarlas, que acordó con la patronal. Lo dejó morir un Estado que nunca controló a estas empresas. Es decir, a Daniel Barrientos también lo mataron la desidia de varios gobiernos, de distintos colores políticos.

    Hoy no estamos discutiendo esto, estamos hablando de “la violencia” en abstracto, estamos victimizando a Berni, inclusive se llegó hasta la canallada de decir que le “tiraron un muerto”.

    No, no le tiraron un muerto. A nosotros, a los que somos el 90% que solo tenemos el 30% de la riqueza, nos viven tirando muertos. A Berni no le tiraron nada, le dieron un par de trompadas y quienes conocemos su trayectoria, sabemos que bien merecidas se las tenía.

    La izquierda puede dar una salida

    La izquierda debe dejar de sólo discutir candidaturas y empezar a plantearse como una salida de resistencia. Debemos retomar el debate para organizarnos y no solo para competir entre corrientes por la captación de unos cuantos militantes. Cuando se escucha que crece la antipolítica, lo que en realidad crece es el hastió de los relatos, de los discursos que no tienen acciones detrás, que no transforman la realidad.

    No es el momento de debates electorales disfrazados de polémicas de alto vuelo. Es el momento de convocar a instancias, congresos, plenarios, reuniones, asambleas o lo que sea, que incluyan a los sectores en lucha y elaborar un plan de resistencia en conjunto. Hoy la izquierda puede canalizar la bronca que brota desde abajo y ser una opción para enfrentar a las consecuencias del ajuste del FMI y el Gobierno.

    El primero de mayo puede ser un primer paso

    Resistencia Socialista en el 24 de marzo
    Resistencia Socialista en el 24 de marzo

    Se viene una fecha central para el movimiento obrero y más en este contexto de ajuste y avance de la reforma laboral en los lugares de trabajo. La izquierda puede salir a disputarle las calles a la CGT con un acto unificado, que priorice nuestra lucha política a las internas electorales entre los diferentes partidos.

    Primero de mayo unificado en el 2019

    La izquierda puede estar a la altura y convocar a un primero de mayo de lucha junto a los choferes que están peleando contra las detenciones de Berni y la policía de Larreta, junto a los docentes que enfrentaron la miseria salarial y la desidia en infraestructura, junto a todos los trabajadores que quieren derrotar las paritarias de ajuste y con el movimiento piquetero que se planta contra los recortes de Tolosa Paz y el FMI.

     

     

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