Como se ve en el video, hay un grupo de vecinos en una asamblea rechazando a un par de hombres que luego empiezan a disparar sin importar la presencia de chicos y adolescentes. Hasta el momento se contaron 5 vecinos muertos y 14 heridos de bala.
La Asamblea Permanente Por Los Derechos Humanos de La Matanza planteó en un comunicado que este hecho fue ocasionado por “inmobiliarias truchas” que toman terrenos y luego los venden. Evidentemente estas mafias vendieron terrenos que ya estaban ocupados por otras familias, que eran las que se encontraban reunidas en asamblea y cuando los vecinos se pusieron firmes en que ese era su hogar, los “culatas”, como se le llama a los patoteros armados, empezaron a disparar.
La agencia de noticias AnRed explicó que estos vecinos venían denunciando hace días el accionar intimidatorio de estos grupos. Es decir, que hay mafias que hacen negocios con la necesidad de tierra para vivir de millones de personas en nuestro país, utilizan armas de fuego en plena luz del día, son denunciados ante la policía y no les sucede nada. Hasta el momento, ninguno de los sicarios fue detenido y no hay un sólo nombre de los autores intelectuales de este crimen. ¿Hay alguna otra explicación más allá de la complicidad estatal, policial y judicial?
Existen los “extranjeros” que toman tierras y los “extranjeros” que toman tierras
Los vecinos asesinados son parte de la comunidad boliviana. Esto desató que los simpatizantes del gobierno y allegados a Juntos por el Cambio hicieran una campaña discriminatoria por redes sociales que básicamente invitaban a “los bolivianos a volverse a su país”.
Lamentablemente, producto del deterioro en las condiciones de vida y la continua campaña de medios de comunicación y políticos de la derecha, estos discursos muchas veces prenden en sectores de trabajadores. La realidad es que verdaderamente estamos viviendo una extranjerización de las tierras.
Personajes como Joe Lewis o Benetton tienen cientos de hectáreas, hasta un lago, en paraísos de nuestro país vendidos a precios ínfimos, en dónde reúnen a empresarios, jueces y políticos para seguir favoreciendo a los de arriba como en Lago Escondido. Son los mismos que ahora se quieren beneficiar con la derogación de La Ley de Tierras que le eliminará los límites del 15% de las tierras argentinas que puedan comprar que hace el DNU de Javier Milei.
¿Por qué se indignan por una familia de bolivianos que toma un pedacito de tierra para vivir y no por un millonario que se queda con paraísos en nuestro país, inclusive de manera ilegal? ¿No será que la xenofobia y la discriminación son parte de un clasismo disfrazado más que un odio al extranjero per se? Es decir, ¿molesta el extranjero por extranjero, o el extranjero pobre?
El problema de fondo
En el fondo de todo está la falta de vivienda para millones de personas en nuestro país. El trabajo precario, los sueldos bajos inclusive dentro de los trabajadores formales, los precios de los alquileres por las nubes, la falta de créditos hipotecarios, la especulación inmobiliaria y otros factores vuelven imposible el acceso a un hogar para amplias porciones de la sociedad.
Sobre esta situación en combinación con la desidia estatal intervienen y se desarrollan estas mafias que aterrorizan a los vecinos. Hubo “culatos” que apretaron el gatillo, pero el arma fue cargada por un mercado laboral bestial, un grupo de empresarios inmobiliarios especuladores, policías que son cómplices o indiferentes y un Estado que actuó con completa eficiencia para defender los intereses de los desarrolladores inmobiliarios en Guernica, pero con total lentitud para defender a los vecinos en Catán.