La fecha comienza. Góticos, punks y otros estilos diversos confluyen en un mismo espacio. Tras el pogo y la euforia del recital, los artistas se bajan de la improvisada tarima para hablar con el público. No son esos seres “vip” alejados del resto como se suele ver en la escena mainstream, está tan borrado el rol entre artista y espectador que hace que estos lugares se sientan más como una comunidad, un espacio de retroalimentación cultural que remonta a la vieja escena autogestiva de los 80s.
Sin embargo, esto no siempre fue así. Durante la pandemia hubo un punto donde el individualismo era central y no había espacio de encuentro, todo se daba a través de una pantalla. Luego, se sintió una necesidad de catarsis enorme. Ante esto, se crearon espacios que nuclean todo tipo de expresiones artísticas. Ona Casal, organizadora del evento Mitosis, contó que en los primeros encuentros interdisciplinarios se generó un micrófono abierto donde la gente pudo expresar las cosas que le aquejan. “El arte deshollina un montón de cuestiones, la comunidad y la cultura nos hacen un poco más humanos, siento que nos volvimos medio robots en el último tiempo”, explicó.
Gran parte de la escena concuerda en que hay una “nostalgia de lo no vivido”, la idea de querer vivir una cultura como les contaron que se solía vivir, mucho más persona a persona. Hoy en día, con tanta documentación del pasado, los miembros del movimiento se han visto influenciados por cosas que nunca antes habían experimentado. Para Casal, el rock no murió, se posmodernizó, ya que siempre se toma de lo que existió para poder reconstruir y llevarlo a un lugar familiar, pero nuevo a la vez.
Gran parte de la escena concuerda en que hay una “nostalgia de lo no vivido”, la idea de querer vivir una cultura como les contaron que se solía vivir, mucho más persona a persona
El tomar referencias del pasado apela mucho a la nostalgia y tiene poca necesidad de la prensa o del algoritmo de las redes para subsistir. El sistema de consumo cultural dentro de estos espacios es el clásico: Conocer la banda porque la ves en el evento y después la escuchás. “Esto hace que realmente tengas ganas de escuchar algo que te mueva, no simplemente que te llegue por el algoritmo”.
La lógica de los espacios de reunión tampoco ha cambiado a lo largo de los años. El espacio cultural Moscú, ubicado en Córdoba 4335, es el lugar principal del movimiento. Este toma como precedente lugares icónicos de los 80s: El café Einstein, el centro Parakultural y Cemento, espacios que crearon ambientes propicios para poder mezclar disciplinas y no tener que depender de estructuras clásicas para poder hacer arte.
En una entrevista, el compositor británico Brian Eno explica que la generación de los movimientos culturales no se debe únicamente al genio -alguien dotado genéticamente de talento- sino que estos no existirían sin un scenio, la genialidad colectiva, lugares donde confluye la inspiración constante en sentido comunitario.
Daniel Melero, cantante de Los Encargados, explicaba que el punk no se trata tanto de la estética, sino del modo de hacer las cosas, ya que no es una banda que haga música cuadrada, es una forma de expresión.
La contracultura termina siendo una parodia del mainstream
La contracultura termina siendo una parodia del mainstream. Mariposa Trash, poeta travesti y cantante del dúo queer punk Fama y Guita, contó en una entrevista para Revista Fulana que se hace esto una forma casi lúdica: La réplica de algo a la manera propia, con lo que se tiene a mano. Esa cuestión de sacarle lo sagrado a la forma termina siendo una parodia, pero no deja de ser un juego.
Ona Casal: “No todos tienen el vocabulario ni el entendimiento militante tradicional, pero todo el mundo entiende señor Cobranza”
Desde sus orígenes, el punk es básicamente un movimiento político de protesta. El arte permea en lo cotidiano, mientras que un montón de conceptos políticos no son más que noticias, por lo que las cuestiones de coyuntura son mucho más abordables mediante el arte. “No todos tienen el vocabulario ni el entendimiento militante tradicional, pero todo el mundo entiende señor Cobranza”, remató Casal.
Un ejemplo de protesta dentro de la escena actual es la denominada “Asamblea Antifascista del Under”, un movimiento de repolitización de la escena para “plantarse firmemente en contra del fascismo”. “Los espacios no tendrían lugar bajo un gobierno que propone disolver el Ministerio de Cultura. La palabra revolución se ha usado mucho en esta escena, es momento de darle un sentido real”, reza el comunicado de la organización.
Ante la cuestión de la lucha y el modo de protesta en defensa de la cultura, Casal explica que el movimiento no tiene por qué abarcar todos los frentes a la vez ni “defender por defender”, sino repensar para qué están ciertas estructuras y vivirlas. “El under es como una casa: Si no estamos habitandola es muy fácil que te la saquen, pero es más difícil atacar el espacio que está siendo habitado, porque hay gente presente y la lucha es mucho más genuina. No es porque es un deber más, sino que la estás sintiendo.
Natalio Depino