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    No es Silicio todo lo que reluce

    El 10 de marzo pasado se anunció la quiebra del Silicon Valley Bank, uno de los bancos estadounidenses más importantes de los últimos 40 años. Pasó a la historia como la segunda quiebra bancaria más grande de la industria de Estados Unidos. El alcance total de la onda expansiva de la crisis del SVB está todavía por verse, pero es importante entender primero qué pasó y por qué.

    El Banco del Valle del Silicio

    El SVB era un banco dedicado de forma casi exclusiva a prestar servicios de depósito y financiamiento a empresas de tecnología de vanguardia clásicamente relacionadas con la Bahía de San Francisco, donde Apple, Google, FacebookAMD, Intel y otra enorme cantidad de emprendimientos similares tienen sus oficinas centrales. Desde su fundación el SVB es reconocido por ofrecer servicios integrales de préstamos y asesorías a startups (empresas que se encuentran en sus primeros pasos de emprendedurismo) que requieren una importante cantidad de tiempo y dinero para volverse finalmente rentables y que poseen un alto riesgo intrínseco de fracasar.

    La mayoría de sus clientes se encuentran en este rubro, lo que se define como “una cartera poco diversificada”, por lo que está muy expuesta a los vaivenes que puede sufrir el área de desarrollo tecnológico industrial.

    El SVB se dedicaba sobre todo a reunir a emprendedores que prometían ser exitosos con capitalistas de riesgo que invierten dinero en acciones con alto riesgo de no despegar, y ganancias inciertas pero prometedoramente altas. 

    Esto se desarrolló así a lo largo de muchos años facilitado por una política monetaria de la Reserva Federal (la FED, el Banco Central estadounidense) de tasas de interés históricamente bajas. 

    Tasas de interés bajas se traduce en: 1) baja tasa de interés para bonos que se compren de los bancos y 2) baja tasa de interés en el repago de créditos tomados en bancos. Esta política pretende estimular el movimiento de dinero, haciendo que resulte más atractivo para capitalistas y especuladores hacer inversiones empresariales con ganancias no aseguradas en lugar de inversiones seguras como bonos de la Reserva Federal, ya que lo que ganan en interés es prácticamente nada (para sus estándares). Esta política resultó ser muy fructífera para generar un movimiento de recuperación luego de la crisis del 2008, trayendo como resultado el surgimiento de cada vez más nuevas empresas de tecnología con promesas sobre el futuro y cada vez más empresas que quiebran por no ser más que estafas millonarias altamente complejas, como Theranos. SVB era el banco estrella que sabía amoldarse a las necesidades de esta industria particular, y como tenía una estricta política de exclusividad con sus clientes, solían manejar el conjunto de las acciones, ahorros e inversiones de estas empresas.

    Camino al 10 de marzo

    En el 2021, para fomentar el inicio de la recuperación posterior al brote del COVID-19, la FED llevó la tasa de interés a pisos históricos buscando que la economía capitalista volviera a dinamizarse. 

    El SVB se vio frente a una gran afluencia de capitales de inversión. Como la mayoría de los bancos en su posición, solo mantenía una relativa pequeña porción de sus depósitos en efectivo a disposición y la mayoría lo invertía en bonos del Tesoro a largo plazo con bajas tasas de interés, pero considerados inversiones altamente estables y seguras. 

    Esto quiere decir que, de canjearse los bonos al vencer dentro de varios años, las ganancias serían relativamente bajas comparadas con inversiones más arriesgadas pero su precio de reventa en el mercado se mantendría similar al precio original de compra, por lo que también resultan métodos seguros de ahorro alternativos al efectivo. 

    Silicon Valley Bank
    Silicon Valley Bank

    Lo que no consideraron los jefes de inversión del SVB es que en el medio de una economía recalentada por la emisión de dinero destinada a palear los efectos de la pandemia, la inflación podía llegar a acelerarse y la FED a subir las tasas de interés para evitar que esta se incrementara demasiado

    Nuevos bonos del Tesoro, a plazos más cortos y con tasas de interés más altas, más atractivos que los bonos a largo plazo como los que tenía SVB hizo que la relación mark-to-market (relación entre el precio nominal de los bonos y cuanto estaría dispuesto a pagar por ellos un comprador en el mercado) cayera fuertemente. 

    La valuación de los activos de SVB cayó 15 billones de dólares producto de esta diferencia de valuaciones, en un momento en que el sector tecnológico se encontraba en recesión. Solo durante 2022 se perdieron 70 mil puestos de trabajo en las principales empresas de tecnología

    Reportes internos señalan que la FED tenía al SVB bajo vigilancia por lo menos desde el año pasado pero ninguna medida fue tomada por los directivos del banco para tomar una cobertura.

    Calificadoras de riesgo (entidades privadas que asignan un puntaje evaluando que tantas probabilidades existen que una empresa pague sus deudas) amenazaban los días previos con bajar el puntaje del SVB atendiendo a estos problemas y a su relativa muy baja liquidez. Para intentar evitarlo, ejecutivos del banco deciden realizar una venta masiva de aproximadamente 2.5 millones de dólares en bonos (a pérdida, de acuerdo a la baja relación mark-to-market) para recuperar capacidad de pago a sus ahorristas y evitar una caída en su valuación.

    Corridas bancarias hay en todo el mundo

    Lo que en un primer momento pareció un movimiento destinado a asegurar la capacidad de pago del Silicon Valley Bank rápidamente generó una desconfianza masiva. El miércoles 8 grandes firmas inversoras ya estaban recomendando a sus clientes vender acciones del SVB por precaución. El jueves 9 ejecutivos del banco intentaron llevar tranquilidad a sus clientes, pero sin suerte. No solo estaban viviendo una corrida bancaria –una retirada masiva de dinero por parte de sus ahorristas- sino que solo el 9 de marzo las acciones del banco que cotizaban de forma pública perdieron un 60% de su valor mientras inversionistas seguían vendiendo su parte para resguardarse de aún mayores pérdidas. 

    Para el viernes 10 fue evidente que la caída del banco iba a continuar mientras la dejaran libre. La propuesta de la venta de bonos fue retirada pero no logro surtir ningún efecto. Para la tarde del viernes el Departamento para la Protección e Innovación Financiera de California cerró el banco y le pasó el control a la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC; una agencia independiente creada luego de la crisis de 1929 por el congreso estadounidense para intentar resguardar al sistema financiero en caso de que ocurran estas alarmas) como la nueva propietaria de sus activos. Buscaron generar una cuarentena y evitar un efecto domino en bancos o empresas vinculadas al SVB, además de evitar corridas en otras instituciones mostrando que la aseguradora responsable de tapar los desastres generados por la especulación financiera estaba tomando acciones que resguardarían las inversiones, tratando de demostrar que no había necesidad de correr.

     El principal objetivo de los dueños del SVB era ahora poder cerrar un trato con algún comprador, por más bajo que hubiera caído el precio de sus bonos y acciones, para cubrir las demandas de los clientes. 

    Todavía no pasa la tormenta

    Janet Yellen, secretaría del Tesoro estadounidense, equivalente a nuestro ministro de Economía, dio las primeras declaraciones oficiales dejando en claro que no existiría ningún rescate por parte del gobierno. Las siguientes declaraciones fueron de Joe Biden directamente, recalcando que si existiría un rescate pero sólo para los ahorristas, no para los inversionistas, dando a entender que cumplirían con las reglas básicas del capitalismo: perder es una de las posibilidades al apostar; calavera no chilla. El principal problema que encuentran en esto es que la cobertura de fondos es hasta un máximo de 250 mil dólares por cuenta, mientras que las cuentas del banco tenían un promedio de 4 millones de dólares cada una. La zozobra alrededor de esto generó que hubiera corridas de cuentas no aseguradas en otros bancos de mediano tamaño. Para el domingo, el banco Signature también tuvo que cerrar sus puertas debido a problemas de liquidez frente a retiros masivos de ahorristas.

    Esto empujó al gobierno estadounidense a invocar una excepción frente a un riesgo estructural para poder resarcir a los ahorristas ignorando los límites máximos que previamente habían defendido. Sin embargo, el 19 de marzo el Credit  Suisse, un banco con más de cien años de historia, fue comprado en un rescate por su principal competidor frente a una corrida de proporciones similares. 

    El mundo financiero contiene el aliento mientras siguen viendo como cada vez más bancos se precipitan hacia el desastre, sin saber el fin que tendrá este nuevo episodio de timba que sale mal.

     

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