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    Las Islas Malvinas y la falacia de la “autodeterminación de los kelpers”

    “Pueden pasar muchos años, pero no se puede imponer ninguna decisión a otras personas, ni a los argentinos ni a nadie. Ya no se pueden imponer decisiones, eso tiene que terminar”, había dicho la actual Canciller, Diana Mondino, previo a las elecciones generales de octubre del año pasado, al medio británico The Telegraph, en referencia a respetar “los derechos de los isleños”. Y continuó: “¿Cómo entendería la inflación alguien que no haya nacido ni crecido en Argentina? ¿Por qué alguien querría ser parte de esa sociedad? Necesitamos convertirnos en un país normal”. Un claro mensaje de entrega y un camino a la “desmalvinización” de los discursos. Nada muy alejado de la tradición del neoliberalismo y la derecha en Argentina.

    Por otro lado, el actual presidente Javier Milei, no había dudado en enaltecer la figura de Margaret Tatcher durante el debate presidencial de cara al balotaje de noviembre: “En la historia de la humanidad ha habido grandes líderes. La señora Thatcher lo fue, así como lo fue Reagan, o lo fue Churchill, como De Gaulle”. Nada menos que la entonces primera ministra de Reino Unido y una de las responsables políticas de la muerte de 649 argentinos durante la Guerra de Malvinas.

    ¿Autodeterminación o integridad territorial?

    En 2013, los habitantes de las Islas Malvinas votaron un referéndum a favor de seguir siendo un territorio británico de ultramar, con un 99.8% de votos a favor de mantener su estatus político bajo soberanía británica. Pero, ¿corresponde? Las personas que residen en las islas forman parte de una población implantada por el Reino Unido desde la ocupación ilegítima de 1833. Dichas migraciones y todas las generaciones nacidas en la isla fueron administradas por el gobierno británico. De modo que no es un referéndum genuino. Incluso, hasta Naciones Unidas, deja fuera de debate la libre determinación, que en su Resolución 1514 “Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales”, dice que “todo intento encaminado a quebrar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas”.

    La presencia británica en las Islas Malvinas es el resultado de una colonización ilegítima y que el derecho a la autodeterminación no debería aplicarse en este caso. Argentina sostiene que las Islas Malvinas son parte integral de su territorio y que la disputa debe resolverse mediante negociaciones diplomáticas, basadas en la reclamación de soberanía argentina sobre las islas. El asentamiento británico constituye una violación de la integridad territorial argentina.

    Mucho ruido y pocas nueces: la visita del canciller británico David Cameron a Malvinas

    Como es tradición para la gestión de La Libertad Avanza, los comunicados oficiales solo son utilizados para amedrentar al pueblo argentino con medidas de ajuste, pero para hacer frente a la visita del colonizador del pueblo en las Islas, solo algunos tuits y a seguir adelante.

    Luego de que el presidente argentino y el canciller británico se jactaran de compartir la pasión por los Rolling Stones y, en particular, por Mick Jagger, a Milei no se le escapó la idea de transformar a las Islas Malvinas en Hong Kong: “Nosotros queremos ir a una solución factible respecto a las Islas Malvinas. Inglaterra tuvo un conflicto parecido a este: fue con China y por el caso de Hong Kong. Nosotros proponemos una solución similar, donde por la vía diplomática Inglaterra nos devuelva las Islas. Pero en ese proceso, usted no puede dejar de lado lo que pasa con aquellos que viven en las Islas. Es decir, usted tiene que buscar una solución no solo con Inglaterra, sino que además tiene que contemplar los intereses de los que viven en las Islas”.

    Esto hace referencia a la transferencia de soberanía de Gran Bretaña a China en 1997 a través de la Declaración Conjunta Sino-Británica y la Ley Básica de Hong Kong. Garantizando el principio de “un país, dos sistemas”, bajo el cual Hong Kong mantendría su sistema político, legal y económico británico durante al menos 50 años después de la transferencia.

    No es la primera vez

    En 2016, el entonces vicecanciller de la gestión de Mauricio Macri, Carlos Foradori, firmó junto con el ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Alan Duncan, el -valga la redundancia- acuerdo Foradori-Duncan. En él, planteaban “remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas”, incluyendo rubros como el comercio, la pesca, navegación e hidrocarburos. Esto trajo como resultado una licitación off shore para la exploración sísmica y explotación petrolera del Mar Argentino en 2019.

    En palabras del excanciller inglés, Foradori estaba “tan borracho que no recordaba detalles de la reunión”.

     

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