Pablo Zurro, el intendente de Pehuajó, calificó a Javier Milei de “masturbador compulsivo”. Más allá del agravio (la categoría tiene su gracia), sirve para ilustrar de manera jocosa, un debate real que se está dando en las filas del progresismo e incluso de la izquierda alrededor del referente liberal.
Jorge Altamira, en una reciente entrevista con Alejandro Bercovich, dijo algo similar a algo que viene circulando en sectores kirchneristas los K: “Milei de ninguna manera podría gobernar, pero ha logrado instalar una agenda”.
Javier Milei sería, bajo esta lógica, no un verdadero pretendiente al puesto de primer mandatario de la nación, sino una suerte de herramienta, un “excitador” para tensar el discurso político a la derecha.
Algunos rasgos de su estrategia política podrían reforzar esta idea. Por ejemplo, el reciente levantamiento de sus candidaturas en la elección provincial de La Pampa, o la insólita expulsión de sus filas a todo su armado inicial, el núcleo fiel que podía llegar a ser el andamio de su futuro partido, que Maslatón ha criticado en más de una oportunidad, optando por un armado basado en “la casta”, giro impulsado por el ex armador de Cavallo, Carlos Kikuchi.
Otro argumento en este sentido es su alejamiento del famoso “teorema de Baglini”, formulado por el diputado radical mendocino en 1986. “Cuanto más lejos se está del poder, más irresponsables son los enunciados políticos; cuanto más cerca, más sensatos y razonables se vuelven”, reza este concepto.
En lugar de moderarse para conquistar votos hacia el centro, Milei sigue polarizando y radicalizando, incluso con concepciones repulsivas e insólitas. Cada vez que Javier Milei sube en las encuestas, habla de temas que causan un fuerte rechazo social, como su posición sobre la venta de órganos.
Lo hizo el año pasado, cuando comenzó a rozar el 20% en algunos sondeos, y lo vuelve a hacer ahora, cuando las encuestas dan una división en tres tercios y como el candidato que sería más votado en las PASO.
Sin embargo, no se puede descartar un eventual triunfo de Javier Milei, si la bronca a ambos lados de la grieta se expresa en un voto castigo que se canalice a través de su candidatura. Hay datos que comienzan a despertar fuertes alarmas al respecto, lo cual configura un peligro real para los derechos de los trabajadores, las mujeres, la juventud y los sectores populares.
El distrito de Quilmes está gobernado actualmente por La Cámpora. En 2011, con Cristina sacando el 54% a nivel nacional, en quilmes, la lista de cristina ascendía a casi el 70%.
2015 representó una fuerte polarización, y en la actualidad, se observa una caída brutal, del orden del 7% en los sondeos de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos, y un ascenso de La Libertad Avanza, representando un triple empate técnico.
Pero si de los amplios sectores populares vamos a lo más concentrado de la burguesía, también vemos movimientos en ese sentido. En la cumbre de Llao Llao, un encuentro de tres días en el que empresarios, emprendedores, políticos y líderes sociales se reúnen en la ciudad de Bariloche para dialogar sobre el futuro del país, en el simulacro de voto calificado, Milei había salido en último lugar.
Sin embargo, se percibe que ante la falta de perspectivas, algunos miembros del círculo rojo empiezan a manifestar simpatías hacia el dirigente de ultraderecha. Lo que pudo empezar como una estrategia para girar el discurso político a la derecha, si se juntan las voluntades necesarias, puede transformarse en una alternativa ultra reaccionaria de recambio gubernamental. Lo cual representa un peligro enorme para los trabajadores y todos los sectores populares.
La “retirada ordenada” del peronismo
Cristina subió al ring a Milei en su última aparición pública en La Plata. Lo eligió como adversario y dedicó su discurso, en el que sus allegados esperaban su lanzamiento electoral, a refutar la dolarización y subirlo al ring.
Cristina sabe que, de esta manera, le sube el precio a la ultraderecha. Lo hace en función de un mezquino cálculo electoral, porque especula que el Frente de Todos podría ganarle un balotaje mediante una alianza democrática que arrastre a los sectores de centro derecha contra él. Alimenta una hidra de múltiples cabezas, lista para clavar sus dientes en la clase trabajadora.
La estrategia del Frente de Todos es, a estas horas, afilar el lápiz para perder lo menos posible el botín del Estado en el camino hacia una elección que posiblemente sea la peor del peronismo en su historia. Asumiendo que lo más probable es la derrota, se trata, para ellos, de perder la menor cantidad de cargos y representaciones posibles. Entonces, “vale todo”.
En el terreno económico, también se afila el lápiz para llegar. Con las reservas en rojo, el Gobierno buscó apoyos en los swaps de china y negociando que las importaciones se paguen en yuanes. A cambio, abrir un mercado de exclusividad para el desarrollo de la red 5G, algo que no va a caer muy bien en los amigos de Washington del ministro.
Lo propio están negociando con Brasil. Exportaciones pagadas a partir de préstamos en reales, que, de todas maneras, en algún momento habrá que rendir, y para eso se necesitan dólares. El Presidente y el ministro viajaron al país vecino en busca de una inyección de energía. Lula mismo afirmó que Alberto se volvía con una promesa de ayuda pero sin plata… un gracias por venir.
La corrida tras la renuncia de Aracre y la baja de la candidatura de Alberto obligó a vender reservas que se están recuperando más lentamente que de costumbre por la sequía.
Contradicción 1: la revisión del acuerdo con el FMI de marzo de este año, incluyó en el parágrafo 26 una restricción a la venta de reservas, algo que no estaba en el acuerdo original firmado por Guzmán.
Contradicción 2: El kirchnerismo está permitiendo, a estas horas, una suba de las tarifas en los servicios públicos, a pocas semanas del cierre de listas, algo que precipitó una aguda lucha interna cuando lo quiso hacer el ex ministro de Economía que terminó renunciando en medio del discurso de la Vicepresidenta.
El colmo de la maniobra fue el intento de postergar la fecha de publicación del Indec de los datos de inflación de abril, establecida para el 12 de mayo, hasta el 15 del mismo mes, evitando que las malas noticias perjudiquen al oficialismo en 5 elecciones provinciales que actualmente gobiernan. Salta, Tucumán, La Pampa, Tierra del Fuego y San Juan.
En dos de ellas, Tucumán y Salta, juegan dirigentes muy cercanos al Ejecutivo. Juan Manzur, el ex jefe de Gabinete, y Gustavo Sáenz, quien fue candidato a Vice en la fórmula que encabezó Massa por la presidencia de la Nación en 2015.
Finalmente, tuvieron que dar marcha atrás, pero es un signo más de la desesperación del oficialismo por maquillar la situación en lugar de girar a respuestas de fondo.
La oportunidad de la izquierda
En este marco, la izquierda tiene la oportunidad de, si hace una buena campaña, poder capitalizar algo del descontento, preparando las condiciones para encabezar un fuerte movimiento de resistencia ante los desafíos que se vienen.
Los sondeos en Jujuy, que estarían dando como segundo más votado al trabajador Alejandro Vilca, expresan algo de ese descontento, el representar algo completamente distinto a los políticos tradicionales. Un trabajador, recolector de basura, de origen coya, que vive y sufre como millones de trabajadores en todo el país.
El día internacional de los trabajadores, el FITU realizó un acto en Plaza de Mayo. Allí, a través de los distintos oradores, se procesó un debate sobre cómo ampliar la base de apoyo a un plan de lucha por la clase trabajadora de cara al escenario que se viene.
Es claro que la pelea electoral que se viene tiene una importancia estratégica. Es muy probable que, visto que las relaciones de fuerza electorales al interior de la izquierda se midieron en las PASO de 2023 y no hubo grandes modificaciones en las organizaciones, se pueda llegar a un acuerdo para lanzar, lo antes posible, una campaña unitaria.
El carácter de esa campaña tiene que ser disruptivo. Plantear una serie de medidas tendientes a dar una solución a los trabajadores y las amplias masas populares ante la crisis en curso.
Por ejemplo, la expropiación inmediata de la soja y los granos que no se liquiden para hacerse de dólares y reservas, un aumento salarial indexado a la inflación para que los alarios dejen de perder con los aumentos de precios, la reducción de la jornada laboral y el reparto de horas de trabajo en blanco bajo convenio para terminar con la precarización y el desempleo, la cárcel a los especuladores y fugadores seriales, la estatización de la banca y el comercio exterior, bajo control obrero para controlar y terminar con la fuga de divisas, la investigación y recupero de los miles de millones de dólares que los magnates tienen en el escondidos en el exterior, o la expropiación de sus bienes en el país hasta cubrir los montos adeudados, y por su puesto, la ruptura del pago de la deuda externa y el sometimiento al FMI.
Para aplicar este programa, vamos a necesitar una masiva movilización popular, pero además un fuerte partido de trabajadores, sin capitalistas ni administradores del ajuste, que no recule, que no titubee, y que esté dispuesto a mantenerse firme para que la crisis la paguen quienes la generaron. Los capitalistas y su personal político de todo tipo y color.