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    Hormigas, zombies y capitalismo

    Cuando uno piensa en el género zombi hay varias cosas que vienen a la cabeza: personas putrefactas que comen carne humana, gente peleándose por escasos recursos, heridas que hoy serían fácilmente solucionables y sin embargo son letales.

    Los zombies sin embargo son mucho más que eso. Han sabido ser un reflejo y una crítica de la sociedad capitalista en sus diversas etapas, y hoy -posiblemente- estén entrando en una nueva fase. Vamos a hacer un repaso por su historia y pensar qué es lo que se viene para este género que siempre vuelve a renacer

    Los orígenes

    Los zombi surgen bastante antes que el cine, teniendo su origen en el folklore africano y haitiano. En estas culturas, un zombI era simplemente un cuerpo reanimado con magia negra que estaba al servicio de su reanimador. Los zombi eran sirvientes sin voluntad propia, eran cuerpos sin alma que cumplían la voluntad de sus amos. Por eso, en Haití se llamaba zombi a los esclavos, a aquellas personas que perdían su voluntad para convertirse en cuerpos que trabajan para sus amos.

    Estos rasgos, incluido el paralelismo con los esclavos, se mantuvieron en el primer periodo del cine zombi, a los cuales se suman algunos argumentos con respecto al género. En las primeras películas habían dos tipos de zombis, el grueso de los que aparecían eran lisa y llanamente metáforas para el esclavo. Eran personajes negros que havian vuelto a la vida con magia negra para cumplir las órdenes del amo. Pero estos no eran protagonistas. En estás películas solía haber un zombi coprotagonista, o más bien una zombie coprotagonista.

    La zombi blanca, primera película del género, es un ejemplo bien claro. La coprotagonista era una mujer blanca y hegemónica, que rechaza al villano de la película y entonces éste, con diversos artilugios, la trae de vuelta con magia negra para que sea su sirvienta sin voluntad por toda la eternidad.

    La revolución del género

    Por muchos tiempos eso es lo que fueron los zombis, y el género no era de los más populares, hasta que apareció George Romero.

    George Romero es probablemente la persona más importante para la historia del género zombi. Su saga La noche de los muertos vivientes es la que instala los zombis como los conocemos hoy en día. Estrenada en 1968, en la previa del mayo francés y las críticas a la furia capitalista de posguerra, los zombis de Romero son zombies del capitalismo. Atrás quedaron los sirvientes silenciosos en una isla del caribe, lo que ahora se impondría serían los zombies violentos, desenfrenados por carne humana y las hordas de la ciudad.

    Así como la sociedad buscaba un consumo desenfrenado de bienes, estos zombis buscaban un consumo desenfrenado de personas, dejando en evidencia las fragilidades de lo vínculos sociales individualistas que impone el capitalismo en situaciones de crisis extrema.

    El zombi pobre y el fracaso del Estado

    El género tiene un gran pico en la década del 70, a la par que los conflictos sociales en todo el mundo. Y es que hay algo muy curioso en el género, que tiende a seguir como la sombra las alzas y bajas de la lucha de clases.

    A finales de los 80 y principios de los 90 hubo una caída del género para vivir un gran resurgimiento a fines de los 90 y principios de los 2000. Y acá aparecen el zombi pobre y el colapso del Estado.

    ¿Por qué el zombi pobre? Porque a diferencia de otras épocas donde eran metáfora del esclavismo, los zombis dosmileros lucen como pobres y homeless. Estos son zombis medio putrefactos, pero sobre todo son sucios, con la ropa raída, que deambulan por la ciudad como ratas esperando a su presa. Estos zombies, a diferencia de los anteriores, son rápidos para estar al día con las velocidades que exige la atención del televidente usuario de redes sociales, y son primordialmente zombies de pandemia.

    A diferencia de los 50s y 60s dónde el origen estaba en ciencia que sale mal o en extraterrestres, o en los 30s cuando el problema era la magia negra, ahora tenemos un motivo mucho más simple y terriblemente cercano: los virus.

    Está película la conocemos todos: virus ataca persona, persona se convierte en zombi e infecta a otros, gobiernos son inútiles en controlar las zonas afectadas, colapso civilizatorio, lucha por los recursos, final esperanzador gracias a la lucha de algún héroe altruista.

    Este fue el cliché mientras peleábamos contra la globalización en Seattle, contra el individualismo rampante que nos dejó el “fin de la historia”, y contra la precarización y pauperización de la clase trabajadora en todo el mundo pos neoliberalismo.

    Zombis pospandemials

    Hoy la situación mundial es otra. Ya vivimos nuestro apocalipsis zombi en 2020, y comprobamos lo que ya sospechábamos en estás películas: el Estado sólo es capaz de cuidar la propiedad privada, pero no puede hacer nada cuando la vida del conjunto de la población está en riesgo.

    Hoy nos enfrentamos al cambio climático, a la vuelta de los nacionalismos y el crecimiento estrepitoso de la ultraderecha…y los zombies lo saben.

    Hoy la situación mundial es otra. Ya vivimos nuestro apocalipsis zombi en 2020, y comprobamos lo que ya sospechábamos en estás películas: el Estado sólo es capaz de cuidar la propiedad privada, pero no puede hacer nada cuando la vida del conjunto de la población está en riesgo.

    Hace un par de semanas que terminó la primera temporada de The last of us, la primera gran producción zombi post pandemia. Cómo era de esperarse, los zombis saben reflejar las nuevas realidades y adaptarse a los tiempos que corren.

    SPOILER ALERT: The last of us

    Habrá que esperar a nuevas entregas del género para comprobarlo, pero es muy posible que The Last of Us abra una nueva etapa del género zombi.

    En esta serie, por primera vez vemos zombis producto del cambio climático. Cuando una sociedad atraviesa una pandemia como la del covid, pandemia que todos los expertos acuerdan tiene que ver con el modo de producción capitalista y el cambio climático, de repente no resulta tan extraño que la serie se pregunté qué pasaría si en vez de un virus lo que muta es un hongo que ya existe y ataca insectos.

    Pero este no es el único reflejo de los tiempos que corren. Es destacado el rol de las luciérnagas, una organización terrorista que busca liberar las zonas de cuarentena del gobierno autoritario bajo el cual se rigen. En todas las zonas de cuarentena la gente vive mal bajo su gobierno, los terroristas son los únicos que buscan salvar a la humanidad, y hay zonas de cuarentena dónde vemos rebeliones populares producto del autoritarismo. Curiosamente, el único asentamiento dónde la gente está viviendo bien y se la ve feliz es aquella en la que, de boca de los propios personajes, se rigen bajo las leyes del comunismo y la propiedad colectiva.

    ¿Quiere decir esto que The last of us sea una obra de zombis de izquierda? Probablemente no, pero sí muestra que estamos frente a un momento histórico en el cual hay autoritarismos y derechas, pero también hay respuesta desde abajo, hay rebelión y hay cuestionamiento. Ahora resta ver qué es lo que sigue pasando con los zombies y qué es lo que sigue pasando con la lucha de clases.

     

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