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    Crónica de un fraude: violencia y burocracia en la facultad de Derecho de la UBA

    Hoy me levanté temprano, debatiéndome si realmente era necesario asistir a la facultad. El día lluvioso y lo cómoda que estaba la cama me tiraban para atrás, pero aún así junté fuerzas y fuí.

    Varias agrupaciones -no todas- habían estado toda la semana difundiendo la importancia de participar en la asamblea que se iba a realizar. El actual centro de estudiantes, Franja Morada y Nuevo Derecho (o Nueva Derecha como es conocida por les estudiantes), pretendía reformar el estatuto a espaldas del estudiantado. El objetivo: que las elecciones estudiantiles sean cada dos años, luego del fracaso de su conducción y queriendo así perpetuarse un año más como conducción.

    ¿Ustedes se dan cuenta de lo ‘trucho’ que es querer reformar el estatuto cuando ya se venció su mandato como conducción? Es como si el presidente, al otro día de vencer su mandato, quisiera reformar la constitución para extender el mismo. Y esto ocurre en la Facultad de Derecho, por parte de agrupaciones que se referencian en Raúl Alfonsin, que ellos denominan como el “padre de la democracia”, y se llenan la boca reivindicando la Reforma Universitaria.

    Cuando llegué a la facultad, en el pasillo de Pasos Perdidos, uno de los corredores centrales de la facultad donde estábamos convocados, había una fila de estudiantes independientes y de las agrupaciones opositoras a la conducción tratando de acreditarse para participar de la asamblea, ya que se requería identificación con DNI.

    En otro pasillo, la Franja Morada y Nuevo Derecho, disfrutando sus medialunas, ingresaban con prioridad, cómodamente, al Aula Magna. ¿Quién nos asegura de que aquellas personas también cumplieran los requisitos de ser estudiantes de la facultad?

    Una vez acreditada empecé a recorrer el largo pasillo que me dirigía a la entrada del Aula Magna, el mismo estaba lleno de vallas y más controles absurdos. Larreta se hubiera hecho un festín ahí. Al principio nadie entendía el por qué de tanto circo.

    Todo esto era un operativo para controlar la cantidad de estudiantes en el recinto y asegurarse la mayoría de manera autoritaria. Tuve la suerte de poder ingresar a la asamblea ya que estaba primera en la fila, a diferencia de muchos otros estudiantes que quedaron afuera, la mayoría. Alrededor de las 11:30, desde la conducción cerraron las puertas y decidieron comenzar la asamblea aunque más de la mitad de los estudiantes estaban afuera.

    Los “hijos de la democracia” y su patota

    Los estudiantes independientes y de la oposición que estábamos adentro comenzamos a reclamar que se abran las puertas y dejen ingresar a todos, que esto era antidemocrático. Algunos les gritaban “golpistas”, “fascistas”, que “si Raúl Alfonsín los veía se volvía a la tumba”. Una estudiante se fue delante de todo a reclamar que lo que estaba pasando no era justo, y uno de seguridad -que respondía a la Franja Morada- la agarró del cuello. Sí, así como leen. Y luego se llenan la boca hablando de los protocolos en contra de la violencia de género dentro de la facultad y de la democracia estudiantil. En fin, el reformismo, no lo entenderías.

    La patota de la Franja
    La patota de la Franja

    La conducción, haciendo caso omiso a las denuncias de la multitud y controlando la entrada, comenzó a leer los artículos de su reforma, manteniendo las puertas cerradas a la fuerza para que no entre nadie más y asegurarse la mayoría. Luego, en una patética actuación, levantaron la mano y aprobaron su reforma de la manera más trucha posible. Un acto carente de toda legitimidad.

    Recién después de votar abrieron la lista de oradores. Yo me pregunto ¿Cómo puede ser que en una asamblea votemos antes de dar lugar a los oradores? Es como si en un juicio primero dictaramos sentencia y luego diéramos lugar a la defensa.

    El único que llegó a hablar fue un militante de la conducción que llenó de elogios a la conducción del Centro de Estudiantes, alardeando de las fotocopias gratis que otorgaban a los estudiantes. Mientras las aulas se caen a pedazos, ellos no mueven un dedo para pedir presupuesto, pero se dan el lujo de renovar el espacio del Centro de Estudiantes y hacer demagogia.

    Nadie más llegó a hacer uso de la palabra. Dijeron que en esas condiciones no se podía continuar y dieron por finalizada la lamentable asamblea, que en realidad ni se le puede llamar asamblea.

    Con aires de estar haciendo un cambio histórico, se empezaron a retirar entre cantos triunfalistas. Nosotros les cantábamos “Franja, basura, vos sos la dictadura”.

    Mientras ocurría todo esto, del lado de afuera el descontrol era total. Patovicas contratados por la conducción, una seguridad privada, golpeaban a los estudiantes que querían ingresar.

    Nos retiramos del Aula Magna y con la bronca de quien no puede creer lo que acaba de presenciar, comienzo a preguntarle a las demás agrupaciones -peronistas- qué iban a hacer. Para mi sorpresa -nótese el sarcasmo- me dicen qué ya van a ver, que solo queda difundir. ¿En serio, compañeros? ¿Solo eso queda? Y yo que estaba lista para cortar Av. Figueroa Alcorta. Esa es la tibieza que los caracteriza y de la cual nos tenemos que desprender para siempre.

    Los matones de la Franja Morada, impidiendo el acceso a la asamblea.
    Los matones de la Franja Morada, impidiendo el acceso a la asamblea.

    Los estudiantes no podemos soportar más

    No solo hemos visto como se nos burlaron en la cara aquellos que dicen representarnos, sino que también nos tuvimos que bancar que patovicas nos golpeen en nuestra propia Casa de Estudios. Estos son los que se dicen “hijos de la democracia”. Sin embargo, estos métodos sólo nos remontan a la parte más oscura de nuestra historia.

    Es momento de transformar toda esa bronca en lucha, de impugnar ese intento de asamblea que carece de toda legalidad y arrancar de raíz a todo ese régimen autoritario.

    Milagros. Estudiante de 2° año de Derecho UBA.

     

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