A lo largo de la historia de la Humanidad la clase trabajadora ha luchado por sobrevivir y consquistar derechos para sí misma. La huelga más antigua de la que se tienen registros históricos ocurrió en el antiguo Egipto.
Momento de crisis en el imperio
Hacia el 1152 A.C., durante el reinado del faraón Ramsés III, de la dinastía XX, las arcas del Estado egipcio se encontraban fuertemente afectadas por una victoriosa pero muy cara guerra contra los “pueblos del mar”. Esta situación propició que se generalicen los saqueos y la corrupción.
Las monumentales construcciones que los faraones encargaban consumían una gran parte de la riqueza del reino, generaban un crecimiento desproporcionado de la burocracia y un aumento de la demanda de bienes de consumo, que no podía ser satisfecha. El Egipto antiguo entraba en un período de decadencia del cual ya no volvería a recuperarse.
La mentira del trabajo esclavo
Contrariamente a la creencia de la cultura popular, alimentado por las películas de hollywood los templos y las tumbas en Egipto no eran construidas por esclavos, sino por trabajadores asalariados que, al no existir el dinero, recibían un pago en especias. El salario de un obrero egipcio consistía en trigo y cebada que recibían diariamente, pescado, vino, verduras, aceite, sal, miel y leña que recibían semanalmente (la semana egipcia duraba 10 días) y ropa y calzado que recibían mensualmente.
Inicio del conflicto
En la construcción de la tumba del mencionado faraón en el Valle de los Reyes, 60 trabajadores entre los que se encontraban picapedreros, carpinteros, dibujantes y escribas, cansados de esperar a que se les pague el salario adeudado del último mes decidieron dejar de trabajar y concentrarse en la tumba que estaban construyendo a modo de protesta. El atraso en el pago se piensa que se debió al robo de un cargamento por parte de saqueadores. Así se iniciaba la primera huelga de la que se tengan registros en la historia.
El relato de estos acontecimientos nos llega por medio del llamado ‘“Papiro del agua”, que se encuentra hoy en el museo egipcio de Turín, Italia. En él se cuenta que:
“…los trabajadores traspasaron los muros de la necrópolis diciendo: tenemos hambre, han pasado 18 días de este mes… hemos venido aquí empujados por el hambre y por la sed; no tenemos vestidos, ni pescado, ni legumbres. Escriban esto al faraón y al visir nuestro jefe, que queremos den nuestro sustento.”
Tras 8 días de huelga, los trabajadores recibieron su pago atrasado y volvieron a sus actividades. Pese a haber sido amenazados con castigos si volvían a tomar una medida similar, el atraso en los pagos se siguió repitiendo durante los siguientes años, por lo que las huelgas siguieron ocurriendo.