Habitualmente, tanto el Gobierno como la oposición invocan e hipotetizan sobre las terribles plagas que caerían sobre nuestro país si no cumplimos a rajatabla el acuerdo que nos impuso el FMI. La realidad es bien distinta. Hubieron muchos países en la historia que suspendieron su deudas externas y tuvieron resultados bastante alentadores.
Existen un conjunto de precedentes históricos que se engloban dentro de un concepto jurídico en materia de derecho internacional: el de deuda odiosa.
La odiosa deuda
La doctrina teórica de la deuda odiosa fue formalizada por el jurista ruso, Alexander Nahum Sack en París en 1927, cuando enseñaba en el Instituto de Estudios Políticos de París.
Alexander Sack, construyó este concepto basándose en el rechazo por parte del Estado mexicano de las deudas contraídas por el Emperador Maximiliano I de México, y el rechazo por Estados Unidos, una vez que se anexionó la isla, de las deudas contraídas por Cuba siendo colonia española.
Sack explicó que “si un poder despótico incurre en una deuda no por las necesidades o los intereses del Estado sino para otorgar mayor fuerza a su régimen despótico, para reprimir a la población que se le enfrenta, etc., esta deuda es odiosa para la población de todo el Estado. Esta deuda no es una obligación para la nación; es una deuda del régimen, una deuda personal del poder que la ha tomado, por lo tanto ésta cae con la caída del poder que la tomó”.
“La razón por la que no se puede considerar que estas deudas odiosas graven el territorio del Estado es que dichas deudas no cumplen con una de las condiciones que determinan la legalidad de las deudas del Estado, que dice: las deudas del Estado deben ser tomadas y los fondos deben ser empleados para satisfacer la necesidades y los intereses del Estado”, aclaró.
Cuba 1898
En el primer ejemplo, vamos a demostrar como cuando un imperialismo derrota a otro, puede recurrir a los mismos argumentos que recurriría un país sometido para intentar desconocer una deuda odiosa. A la hora de plantarnos contra la exigencias del Fondo, podríamos citarle a Estados Unidos sus propias palabras.
En 1898 los Estados Unidos salieron victoriosos de la Guerra Hispano-Estadounidense en la que Cuba -colonia española- estaba en juego. Cuba fue separada de la corona española, así como Puerto Rico y Filipinas que quedaron bajo protectorado de Estados Unidos.
Después de la guerra, España reclamó el pago de la deuda. En una reunión en París, Estados Unidos sostuvo que la deuda era odiosa, pues había sido impuesta en su único interés, sin el consentimiento del pueblo y sirvió para reprimir el movimiento de liberación de Cuba. España aceptó el argumento y Cuba se vio librada del pago de la deuda colonial
Islandia rescató al pueblo no a los Bancos
En Islandia en el 2008 inició un proceso en el que la quiebra de sus principales bancos producto de la crisis financiera iniciada en ese año en Estados Unidos, fue estatizada por El Gobierno y repudiada en las calles por los trabajadores islandeses. En el medio estuvo siempre metido el FMI como siempre. El objetivo del Fondo fue gestionar préstamos con el objetivo de que esta verdadera estafa llegue a buen puerto.
La movilización de la población en la calle tiró al entonces Gobierno en enero del 2008 y en agosto, le impuso al parlamento que se destinaría como máximo un 6% del incremento del PIB para el reembolso de la deuda. Y de no haber crecimiento económico, no habría reembolso alguno.
A mediados del 2011, el país recobró la senda de crecimiento y bajó la desocupación y la recesión económica.
Ecuador se plantó contra la estafa
Ecuador 2008: En este año, el Gobierno de Rafael Correa tuvo que plantarse frente a un grupo de bonistas privados que ahogaban con sus intereses a las arcas del Estado. El Gobierno ecuatoriano planteó que ese deuda era odiosa e ilegal y suspendió los pagos sobre una parte de los intereses de los bonistas. Cómo resultado de esto, los valores de los títulos empezaron a caer y en el 2009 el Gobierno ecuatoriano renegoció esa parte de su deuda y pagó 30 centavos de dólar por cada bono, es decir tuvo una quita fenomenal, cerca de los 7 mil millones de dólares.
Argentinazo
El último ejemplo es el más ilustrativo de todos: Argentina en el 2001. En nuestro país se venía desarrollando un proceso de lucha contra los diferentes ajustes del gobierno de los gobiernos neoliberales de Carlos Menem y Fernando De La Rúa. A mediados de los 90, el movimiento piquetero empezó a copar las rutas y las calles de diferentes provincias y para finales de la década llegó hacia el centro del país.
En diciembre del 2001, se tiró abajo al Gobierno y Adolfo Rodríguez Saa, uno de los fugaces reemplazos gubernamentales, un menemista de primera hora, insospechado de cualquier atisbo de pensamiento revolucionario, hizo votar en el Congreso de la Nación, la suspensión más grande una deuda externa en la historia.
Años después, en el 2006, reestructuración y renegociación mediante, el Gobierno de Néstor Kirchner negoció una quita del 70% para los bonistas y le pagó al FMI casi 10 mil millones de dólares, ahorrandose más de 800 millones en concepto de intereses.
Hay quienes sostienen que este acuerdo fue generado gracias a la capacidad negociadora del entonces Gobierno. En realidad, como en todos los ejemplos anteriores, lo que hubo detrás fue un pueblo trabajador que dijo basta, se puso de pie y le puso límites a la estafa de los especuladores financieros y a los organismos de sometimiento internacional.
A las calles, las estafas no se pagan
Ninguno de los ejemplos mencionados fue parte de un proceso revolucionario como el de la revolución rusa de 1917 que también desconoció su deuda externa. Es decir, no es necesario que existan condiciones tan excepcionales para lograr una suspensión del pago de la deuda externa.
Por otro lado, elegí casos en el que la gente en la calle logró imponer suspensiones de los pagos a gobiernos que en general son proclives a cumplir con las deudas externas sin demasiada protesta.
En todos los ejemplos, todos de épocas y condiciones diferentes, se consiguieron mejores condiciones luego de suspender los pagos. Lejos de las plagas que el Frente de Todos y Juntos por el Cambio invocan si no pagamos la deuda, lo que sucedió es que se lograron importantes quitas.
Demás está decir, que tampoco estamos de acuerdo necesariamente con utilizar dinero que podría ir hacia salud, educación o cualquier necesidad del pueblo trabajador para pagar una deuda, que por más renegociada que esté, sigue siendo fraudulenta e ilegal, pero esta discusión es táctica y hace a cada situación concreta.
El objetivo de esta nota, es aportar a una salida del Fondo, del terrible condicionamiento que implica la deuda externa para nuestro país. Todas las consecuencias que los gurúes de ambas coaliciones pronosticaron para callarnos a quienes aseguramos que había que desconocer esta estafa macrista, están sucediendo en la actualidad.
Las cientos de miles de bajas del potenciar trabajo, las millones de personas que caen mes a mes debajo de la línea de pobreza e indigencia. Ahí están las consecuencias directas de un acuerdo con el FMI y los grupos de especulación financiera.
En este momento, hay voces en el oficialismo que plantean que este acuerdo es “insostenible”. Bienvenidos sean, desde la izquierda venimos luchando contra él desde su origen en el macrismo y continuamos luego de que el actual gobierno lo revalidara.
Pasen de las palabras, hagamos como en Islandia, como en Ecuador o como hace poco más de 20 años en la Plaza de Mayo y pongamos primero las necesidades de los de abajo. Necesitamos copar las calles contra este acuerdo colonial, no hay más excusas ni tiempo para perder.