La situación en la Franja de Gaza es crítica. Según un comunicado del Ministerio de Salud gazatí, el número de muertos asciende a 28.858 y a 68.600 el de heridos, desde el reinicio de las hostilidades el pasado 7 de octubre. Ismail Haniya, líder político de Hamás acusó directamente a Israel por estas cifras: “La ocupación sigue maniobrando y postergando cuestiones que preocupan a nuestro pueblo, mientras que su posición se centra en la liberación de los prisioneros detenidos por la resistencia”. Cabe destacar que, la última liberación de dos rehenes por parte de Hamás, implicó el asesinato de casi 70 palestinos en su camino.
Según un comunicado del Ministerio de Salud gazatí, el número de muertos asciende a 28.858 y a 68.600 el de heridos
Desde un principio, diferentes mandatarios del gobierno sionista habían asegurado que la incursión solo sería al norte de la Franja. Sin embargo, desde hace varias semanas también están atacando el sur: desde el campo de refugiados de Jan Yunis hasta la ciudad de Rafah. Ya son más de 2 millones los desplazados que viven hacinados en las ciudades fronterizas con Egipto, es decir, el 85% de la población gazatí.
Las imágenes que trascienden los medios de comunicación y las redes sociales muestran familias enteras viviendo en carpas y hasta en gallineros. El alimento escasea. A las muertes por bombardeos se les suman las provocadas por hambruna. Hoy el principal alimento es un “pan” hecho con hierbas, forraje animal y paja.
A esta situación se le agrega la negativa del gobierno egipcio de Abdelfatah El-Sisi de recibir cerca de un millón de refugiados. Los medios The Wall Street Journal y The Washington Post difundieron imágenes de un muro de hormigón de 21 kilómetros de largo y 7 metros de altura que están construyendo en el paso fronterizo de Rafah con toda la región colindante de Sinaí del Norte. Este es el único puesto de frontera que no está controlado por Israel. Algunas organizaciones de derechos humanos como Fundación Sinaí, aclaran que se “pretende crear una zona cerrada y aislada de alta seguridad cerca de la frontera con la Franja de Gaza, como preparación para la acogida de refugiados palestinos en caso de éxodo masivo”.
Ya son más de 2 millones los desplazados que viven hacinados en las ciudades fronterizas con Egipto, es decir, el 85% de la población gazatí
Qué pasa en Líbano
Desde el 2 de enero, cuando tras dieciocho años Israel volvió a bombardear Beirut y asesinó al segundo de Hamás, Saleh al-Arouri, comenzaron los ataques a todo el sur de Líbano. Esta semana se registraron incursiones en las ciudades costeras de Ghaziyeh y Sidón. Según fuentes oficiales del ejército israelí, estos ataques son en respuesta a los aviones no tripulados y cohetes que Hezbolláh ha enviado para bombardear su territorio en apoyo a la causa palestina. Según un recuento realizado por Reuters, estos ataques han dejado un saldo de más de 200 personas, entre ellas, algunos combatientes de Hezbolláh.
Tras el asesinato de los comandantes de las Brigadas Radwan de Hezbolláh, Ali Muhamad Dabs e Ibrahim Isa, la organización aseguró que “el enemigo pagará el precio de estos crímenes” y que “la resistencia seguirá practicando su legítimo derecho a defender a su pueblo”. Según el medio Sputnik, ninguna de las partes quiere formalizar una guerra, simplemente están respondiendo a los ataques aislados recibidos de uno u otro lado.
Yemen, Irán y una posible invasión yanqui
Desde que Israel era un Estado joven en su conformación, Estados Unidos le ha facilitado ayuda financiera para los conflictos bélicos de la región. A tal punto que, todos los años, votan en su presupuesto anual previo al cierre del período fiscal qué cantidad de dinero destinarán en materia armamentística o netamente financiera al gobierno sionista. Incluso, ha financiado desarrollos tecnológicos como el Domo de Hierro y su versión móvil. Cuestiones que lograron que el ejército sionista se convierta en el quinto más poderoso del mundo.
Hoy, la situación de apoyo se divide en dos frentes: por un lado, en Yemen, donde Estados Unidos está bombardeando constantemente, junto a Gran Bretaña, las posiciones de los hutíes. El grupo armado de Ansarolá había comenzado a atacar todos los buques de diferentes banderas que se quisieran acercar a los puertos israelíes por el Mar Rojo y, en respuesta, la coalición formada por los países damnificados, denominada Guardián de la Prosperidad, comenzó a incursionar en varias ciudades de Yemen. El contralmirante estadounidense Marc Miguez, expresó a la agencia AP su temor por el avance armamentístico de los hutíes: “Ese es uno de los escenarios más aterradores: tener un buque de superficie no tripulado cargado de bombas que pueda ir a velocidades bastante rápidas. Y si no estás inmediatamente en la escena, puede ponerse feo extremadamente rápido”.
Recientemente, la Unión Europea, anunció que enviará una misión de paz a la región, para garantizar la seguridad de navegación. “Habrá no solo una escolta, sino una respuesta militar, pero no será una misión destinada a bombardear las bases hutíes en Yemen”, declaró Antonio Tajani, ministro de Exteriores de Italia, en la Conferencia de Seguridad de Múnich.
Viejos enemigos, nuevas oportunidades
Por otro lado, desde principios de mes, Estados Unidos comenzó una ofensiva contra grupos que apoyan al eje de resistencia iraní y que tienen sede en Siria e Irak. Perpetraron 85 objetivos del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica. Estos hechos se suman a varios incidentes y logran extender las fronteras del conflicto al conjunto de la región de Medio Oriente.
Irán, por su parte, ha bombardeado bases militares estadounidenses en territorio extranjero. El episodio más resonante fue el 20 de enero, cuando atacaron con misiles y cohetes una base al oeste de Irak. El número de civiles y de militares muertos fue indeterminado. Además, de modo aislado, diferentes drones han atacado militares también en territorio iraquí. “Si el ataque fue de una milicia iraquí apoyada por Irán, entonces un ataque de Estados Unidos a la milicia afectará las relaciones con Irak, que ya se ha opuesto a otras respuestas de Estados Unidos a las milicias”, dijo a Sputnik el analista político de asuntos internacionales Hossein Askari.
La tensión entre estos dos actores no es historia nueva: después de la Revolución Islámica de 1979 en Irán, donde el sha fue derrocado y el ayatolá Jomeini llegó al poder, estudiantes iraníes tomaron la embajada estadounidense en Teherán y mantuvieron a 52 estadounidenses como rehenes durante 444 días. Esto llevó a una profunda animosidad entre los dos países.
Además, Estados Unidos ha impuesto repetidamente sanciones económicas a Irán, especialmente después de la Revolución Islámica y durante el mandato del presidente estadounidense Donald Trump. Estas sanciones se han relacionado con preocupaciones sobre el programa nuclear de Irán y su apoyo a grupos considerados como terroristas por Estados Unidos. Como, por ejemplo, a Hezbolláh en Líbano y a otras milicias chiítas en Irak.
