Inevitablemente, la crisis en Gaza llegó al resto de Medio Oriente y cada vez son más los actores involucrados en el conflicto. Este nuevo capítulo en la larga historia de genocidio que sufre la población palestina se ha replicado en otros ataques en la región que parecen aislados, pero no lo son.
En más de 100 días de ofensiva constante por parte del Estado de Israel sobre la Franja de Gaza, el Ministerio de Salud dirigido por Hamás comunicó que el número de muertos palestinos ascendió a 24 mil, 60 mil resultaron heridos y 1.9 millones de desplazados.
Históricamente, varios países han expresado su apoyo a la causa palestina en el conflicto con Israel. Aunque con limitaciones, Egipto y el reino de Jordania han apoyado a los palestinos recibiendo a los refugiados desplazados del territorio y brindándoles ayuda humanitaria; Líbano también ha sido un partidario de la causa, especialmente a través de su relación con grupos como Hezbollah; Irán ha sido un fuerte partidario de la causa palestina y ha proporcionado apoyo financiero y militar a grupos como Hamas y la Yihad Islámica (aunque también tiene sus propios intereses).
Los ataques cruzados, las incursiones extranjeras de países occidentales y el ataque a bases militares cada vez son más comunes y se suman a las bajas palestinas más muertos en diferentes países. Según Jeremy Bowen, analista y corresponsal de la BBC en Medio Oriente: “Si el escenario se calienta más y las fuerzas estadounidenses toman represalias, será más difícil para el esfuerzo diplomático estadounidense evitar una guerra total entre Israel y Hezbollah, la milicia y el movimiento político libanés respaldado por Irán”.
¿Qué pasa en el Mar Rojo?
Desde principios de diciembre, los hutíes de Ansarolá bloquean y atacan todos los buques comerciales que quieran acercarse a territorio israelí, a modo de apoyo a Palestina y repudio al asesinato y desplazamiento de su población. Aunque aún no han hundido ningún buque, han logrado demorarlos, dañarlos e incluso secuestrarlos y obligarlos a llegar a sus puertos. Forman parte del eje de resistencia yihadista y tienen bajo su dominio varias ciudades importantes de Yemén, como Saná, la capital.
Yemén
El 11 de enero, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y Reino Unido bombardearon las ciudades yemeníes de Hodeidah, Saada, Saná, Taizz, Sabid y Al Hudayda en respuesta al bloqueo hutí. Esta intervención occidental inmediatamente se hizo eco en otros países: Omán cerró su espacio aéreo a todas las naciones miembro de la coalición Guardián de la Prosperidad; Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí declararon el estado de alerta en su territorio; Irán puso a disposición “toda la ayuda necesaria” que los hutíes pudieran pedir; y Vladimir Putin, presidente de Rusia, advirtió a Estados Unidos por “cualquier acción tonta” que pudieran cometer.
No es la primera vez que estos países intervienen en territorio yemení: En 2011, revueltas populares lograron destituir al entonces presidente Alí Abdalá Salé, que había gobernado durante 33 años. Esta fue la antesala del avance de los hutíes para controlar varias provincias, un conflicto que tuvo en vilo a la comunidad internacional durante cuatro años. Según la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, el saldo fue de 20 mil civiles muertos y una gran hambruna azotó (y aún azota) a cerca de 16 millones de personas. En este contexto, Estados Unidos, Reino Unido y Francia fueron señalados como los principales proveedores de armamento a la región, violando el Tratado sobre el Comercio de Armas.
El rol de las milicias iraníes contra los aliados estadounidenses
El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRI) atacó con misiles balísticos el pasado lunes algunas posiciones estratégicas de Estados Unidos e Israel en territorio iraquí (más precisamente, en el Kurdistán iraquí): una base militar del aeropuerto de Erbil, el consulado estadounidense y la residencia privada de un empresario vinculado a la Mossad (la agencia de inteligencia sionista).
Para el experto argelino, Makhlouf Wadie: “El ataque de Irán en el Kurdistán iraquí y el impacto de los misiles frente al consulado estadounidense es una señal a Washington que lleva una advertencia directa”. Además de ser una respuesta al atentado del 3 de enero pasado, perpetrado en la ciudad de Kermán, cerca de la tumba de Qasem Soleimani, comandante de la fuerza Al Quds del CGRI, asesinado en Bagdad en un ataque estadounidense en 2020.
A esto, le siguió un atentado también con misiles balísticos y aviones no tripulados contra una base del grupo armado Jaish ul Adl, en Baluchistán. “Esta violación de la soberanía de Pakistán es completamente inaceptable y puede tener graves consecuencias”, advirtió el Ministerio de Asuntos Exteriores de Pakistán. Jaish ul Adl es un grupo militante suní que opera en el sureste de Irán y Pakistán, entre otros lugares colindantes con la frontera de ambos países. Algunos medios de Irán afirman que Arabia Saudita y EEUU son los principales partidarios de los separatistas baluchíes.
Sudáfrica denunció a Israel en la Corte Internacional de Justicia
El organismo judicial de Naciones Unidas, con sede en La Haya, se declaró competente y el 11 de enero comenzaron los alegatos del país africano contra Israel por el genocidio en la Franja de Gaza. También se sumaron como denunciantes Cuba e Irán, y recibieron el apoyo de la Organización de Cooperación Islámica, integrado por 57 países musulmanes. Israel rechazó la acusación y su primer ministro, Benjamín Netanyahu, la calificó de “falsa” y acusó al gobierno de Cyril Ramaphosa de ser “el brazo legal de Hamas”.
El documento presentado por la delegación sudafricana se ampara en la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, un tratado internacional aprobado en 1948, que define al genocidio propiamente dicho como “un acto cometido con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”.
En los argumentos, explican que: “Los actos en cuestión incluyen matar a palestinos en Gaza, causarles graves daños físicos y mentales e infligirles condiciones de vida calculadas para provocar su destrucción física”.
En el mismo escrito, solicitaron al organismo que aplique “sanciones provisionales” para detener al Estado sionista con el fin de “proteger posibles daños mayores, graves e irreparables a los derechos del pueblo palestino”, además de denunciar el establecimiento de “lenguaje de deshumanización sistemática” por parte de las autoridades israelíes.
Basem Naeem, miembro de la dirigencia de Hamas, dijo a la agencia EFE: “Esperamos que el tribunal emita una decisión que haga justicia a las víctimas, pidiendo que se pare la agresión y responsabilizando a los criminales de guerra”. La Corte está compuesta por 15 jueces provenientes de Estados Unidos, Rusia, China, Eslovaquia, Marruecos, Líbano, India, Francia, Somalia, Jamaica, Japón, Alemania, Australia, Uganda y Brasil.