La Ley Ómnibus que Milei presentó al Congreso pretende darle al Poder Ejecutivo facultades extraordinarias que le permitan dictar leyes sin pasar por las cámaras legislativas. Existen muy pocos antecedentes históricos recientes de semejante ataque a la democracia. Uno de ellos tal vez lo podamos encontrar en el llamado “Fujimorazo” en el Perú de los 90.
Fujimorazo
Mientras en Argentina el gobierno de Carlos Menem comenzaba a aplicar sus reformas neoliberales, Perú se encontraba sufriendo una de las hiperinflaciones más altas del planeta, a la vez que el país llevaba años envuelto en un conflicto armado con la guerrilla maoísta Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionarios Túpac Amaru. En ese contexto asumía su primera presidencia Alberto Fujimori.
El ingeniero agrónomo de origen japonés, al igual que Milei, se presentó como un candidato nuevo, ajeno a la política tradicional que prometía cambios radicales en la situación económica. Siguiendo las políticas del Consenso de Washington privatizó las principales empresas públicas.
Los planes de gobernó de Fujimori estaban marcados por el llamado Plan Verde que había sido elaborado por un círculo de militares conservadores a finales de los años 80 y consistía en la liberalización de la economía, la censura de los medios opositores y el cercenamiento de libertades democráticas. Si bien para este plan la legalidad democrática era un obstáculo, los militares que lo impulsaban decidieron no hacer un golpe de Estado y aguardar al resultado de las elecciones de 1990 en las que se enfrentaban el liberal tradicional y escritor Mario Vargas Llosa contra el outsider Fujimori.
Una vez en el gobierno endureció la llamada “lucha contra el terrorismo” propiciando la formación de fuerzas paramilitares que detenían ilegalmente y asesinaban a cualquier persona sospechada de tener vínculos con Sendero Luminoso.
Fujishock
Apenas habían pasado dos días desde su asunción cuando Fujimori unificó el mercado de cambio, eliminó las restricciones para importar, aplicó un fuerte tarifazo en combustibles y servicios públicos y decretó un impuesto a las exportaciones, entre otras medidas.
Pasó más de un año hasta que la economía peruana dio señales de haberse estabilizado. De esta manera, gracias a haber frenado la hiperinflación heredada y bajo el descrédito que tenía la política tradicional, Fujimori consolidó una mayoría social a su favor que utilizó contra las instituciones de la democracia peruana.
Fujimori se quedó con la suma del poder público
Fujimori no contaba con mayoría en el Congreso y esto le implicaba un obstáculo para llevar adelante el plan verde y otras iniciativas. Es así como el 5 de abril de 1992 se produjo el autogolpe conocido como “Fujimorazo”.
Existen posibilidades ciertas de que Milei logre avanzar en su campaña de desprestigio contra “la casta” y, luego de un plebiscito favorable o una demostración de mayoría social, avance con un intento de cerrar el Congreso como Fujimori en Perú.
Esto implicó el cierre del Congreso y de la Justicia. Apoyándose en su hegemonía política y en las fuerzas armadas, construyó un gobierno antidemocrático que concertó en la persona de Fujimori, la suma del poder público.
Crímenes de lesa humanidad
Con poderes casi de dictador, convocó a una Asamblea Constituyente que le permitió la reelección en 1995. Su segundo mandato estuvo marcado por un recrudecimiento de los crímenes de lesa humanidad que, amparados en su “lucha contra la guerrilla”, se volcaron contra opositores de todo tipo.
A esto hay que sumarle el inicio de la esterilización forzada de indígenas con la excusa de evitar el aumento de la pobreza. Si bien no existen cifras oficiales se calcula que fueron esterilizadas alrededor de 350.000 mujeres y 25.000 hombres.
La caída
En el año 2000, con acusaciones de fraude electoral de por medio, fue relecto para un tercer mandato. Sin embargo, comenzaron a aparecer videos de cámaras ocultas en las que funcionarios del gobierno de Fujimori sobornaban a políticos y empresarios.
La privatización de las empresas se había realizado de la mano de una descarada corrupción y clientelismo que lo enriqueció a él y a sus allegados. Acorralado por las acusaciones de corrupción y las huelgas, el 19 de noviembre emitió desde Tokio su renuncia y se exilió en Japón. Ante esto el Congreso declaró su “incapacidad moral” para gobernar y el gobierno quedaba acéfalo.
Tras haber sido arrestado en Chile en 2005 fue extraditado a Perú en 2007 para ser juzgado por crímenes de lesa humanidad y corrupción. La historia recuerda su gobierno como uno marcado por el autoritarismo, la violencia, la corrupción, la destrucción de la economía y los crímenes contra el pueblo.
Bonapartismo
Milei no ha utilizado las fuerzas armadas para cerrar el Congreso. El libertario plantea que ambas Cámaras dejen de legislar sobre los principales temas. Además, esta iniciativa es acompañada por acusaciones de “coimeros” a los diputados que no quieren votar sus leyes. Esto es un deliberado intento por, apoyándose en el descrédito de la política tradicional, avanzar en el desprestigio de una institución que hoy le representa un obstáculo.
En Perú también había un importante descrédito de la política y la legitimidad se encontraba del lado del presidente Fujimori y no de las instituciones democráticas.
Existen posibilidades ciertas de que Milei logre avanzar en su campaña de desprestigio contra “la casta” y, luego de un plebiscito favorable o demostración de mayoría social, avance con un intento de cerrar el Congreso como Fujimori en Perú.
Cómo decíamos más arriba, en Perú también había un importante descrédito de la política y la legitimidad se encontraba del lado del presidente Fujimori y no de las instituciones democráticas.
¿Qué tipo de gobierno son estos que no pueden ser considerados democráticos, pero tampoco cumplen los requisitos de gobiernos dictatoriales? En el XVIII brumario de Luis Bonaparte, Marx caracterizó a los gobierno bonapartistas. Estos son aquellos que, posándose en una mayoría social, pasan por encima de las instituciones democráticas y avanza de manera autoritaria.
La contradicción de este tipo de gobierno radica en que pueden ejercer el poder mediante estos métodos antidemocráticos siempre y cuando cuenten con una mayoría social que los apoye.
Cuando esto cambia, el gobierno o transforma su régimen o se tiene que ir. Un gobierno puede ser bonapartista y terminar convirtiéndose en una dictadura, sostenida sólo en el terror de la población y el respaldo de las clases dominantes o, acorralado por su impopularidad, puede ofrecer algún tipo de salida democrática.