El viernes 20 de septiembre fue un día muy importante para la oposición. Por un lado, desde La Plata se hizo un acto contra el gobernador bonaerense Axel Kicillof. Fue convocado por La Cámpora y tuvo a Máximo Kirchner como único orador. “Somos soldados de Perón, la patria no se vende, yo te sigo a todos lados, no me importa lo que digan, si vos querés otra canción, yo te presto la mía”, coreaban militantes kirchneristas en clara referencia al mandatario bonaerense, que obviamente no fue invitado.
Una de las definiciones más interesantes de Máximo Kirchner, fue su sugerencia en relación al veto presidencial a la fórmula jubilatoria que le aumentaba 15 mil pesos a los jubilados: “Hay que dejar de patalear. El presidente actual es un mandatario constitucional, electo con el 57% de los votos y el veto es una facultad constitucional”. Es un claro llamado a abandonar toda confrontación callejera a las políticas de Milei.
A 11 mil 500 kilómetros, en el Vaticano, el Papa Francisco reunió a dirigentes de movimientos sociales de todo el mundo. Entre ellos, Juan Grabois. Allí, el sumo pontífice criticó al presidente argentino por gastar dinero en gas pimienta y no en justicia social. Además, se volvió a apuntalar a Grabois como portavoz de la izquierda clerical por así decirlo. “Tierra, techo y trabajo”, sigue siendo la tríada de consignas en las que se posa Francisco.
“Los dirigentes acá reunidos, no arrugan, no solo protestan (aunque está muy bien protestar), si no que también hacen. A veces sin ayuda del Estado y otras veces perseguidos”, los felicitó Bergoglio. Pasó mucho tiempo desde que Cristina dijo su célebre frase: “A mi izquierda, la Pared”. Los tiempos cambiaron y ahora se vanagloria de irse de “vacaciones a Disney” y defiende al capitalismo “cómo el sistema más eficaz”. ¿El Papa, a la izquierda del kirchnerismo? Es difícil no hacer la comparación, dado que ambos encuentros fueron el mismo día.
En el kicillofismo siguen sangrando por la herida del acto. “Nosotros acatamos la conducción de Cristina, no la de sus delegados”, dijo un off cercano al gobernador. “Nosotros construímos, pero convocamos a todo el peronismo. A La Cámpora siempre la invitamos a nuestros actos”, se quejó otro funcionario.
“El problema de Axel es que enuncia la necesidad de componer nuevas canciones, pero no dice cuáles son las melodías”, cuestionó Grabois hace un mes en entrevista con Iván Schargrodsky. Grabois plantea temas con letras mucho más concretas: un terreno para que cada habitante pueda hacer su casa, salario básico universal y hasta habla de cuántos puntos porcentuales se utilizarían del PBI para cada una de sus propuestas. Sin embargo, no está claro la independencia de su juego. ¿Grabois es independiente o en algún sentido actúa como delegado del Vaticano? ¿Es Grabois independiente de lo que opine Cristina, y por añadidura de alguna manera Máximo? Dar una respuesta a esta altura sería difícil.
El peronismo empezó temprano su interna de cara a las elecciones del año próximo. Sobre el final de su acto, Máximo Kirchner dijo “yo nunca fui un boludo o un traidor. Siempre supe muy bien cuáles son las contradicciones fundamentales”. El concepto prestado tomado de Mao Tse Tung sirvió para adornar y amortiguar todo su discurso y traduciendo sería algo como: “Ojo que estoy peleando mi espacio, pero si pierdo me ordeno detrás de Axel Kicillof o de quien sea”.